02 de septiembre, 2021
Volver a estar juntos
Como salesianos, es lo que queremos, es lo que buscamos. ¿Cómo lo hacemos, cómo lo soñamos?
Dentro de la propuesta educativa salesiana, las actividades juveniles ocupan un lugar sumamente importante. Las puertas abiertas a un patio desatan el milagro: jóvenes que educan a otros jóvenes. ¡Vos estás invitado…! Y esa invitación lleva la firma de Don Bosco.
Hacer algo, también en pandemia
Las restricciones por la pandemia hicieron difícil seguir con ese tipo de iniciativas. Muchas se sostuvieron de manera virtual, con gran esfuerzo. Algunos chicos y jóvenes no pudieron sostener ese ritmo. La crisis —la falta de conectividad, la urgencia económica, el desánimo— le “pegó” a cada cual de distinta manera. Pero para otros, fue la oportunidad de hacer algo nuevo. “Algunos jóvenes más grandes reinventaron su ‘ser animador’, y comenzaron a colaborar con comedores, y otros servicios”, dice el salesiano Fernando Saade, delegado de Pastoral Juvenil de Argentina Norte.
Algo así pasó en San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires. Un grupo de jóvenes de “veintilargos” habían hecho su promesa como salesianos cooperadores en 2019. Cuando Rosa, vecina del barrio Pescadores, les fue a tocar la puerta, no dudaron en ayudar. “Fue una oportunidad. Había mucha urgencia, con gente sin trabajo que la estaba pasando mal”, cuenta “Wally”, uno de los jóvenes. Convocaron a docentes, otros cooperadores y algunos animadores más grandes. Juntaron leche, comida, pañales, medicamentos. Fruto de esta tarea, abrieron este año la convocatoria para la formación a nuevos salesianos cooperadores y ya hay muchos interesados.
"Animadores del oratorio o de exploradores pasaron a hacer bolsones, a estar en los merenderos, a cocinar. Hicieron visitas a las casas. Eso les hizo tener más contacto con la realidad de los pibes: conocer su casa, su familia”, relata el salesiano Facundo Arriola, delegado de Pastoral Juvenil de Argentina Sur: “También en muchos lugares se unificaron los grupos como ‘casa salesiana’ y salieron juntos a hacer una propuesta solidaria. ¿Cómo hacer para que eso no se pierda?”
En la ciudad de La Plata, eso pasó con los animadores de la casa salesiana San Miguel. Viendo las necesidades del barrio, reemplazaron el oratorio por improvisadas cocinas donde animadores y “Mamás Margaritas” repartieron un plato de comida caliente todas las semanas. Además, desde la parroquia comenzaron a entregar bolsones de alimentos. Laura Tunessi, directora de la obra, explica: “Participaron muchos jóvenes, ayudaron a preparar las bolsas y los días de reparto servían el mate cocido caliente. Era la ‘excusa’ para conversar, cruzar alguna palabra, conocer las historias y tratar de acompañarlas”.
“¿Qué te apasionaba? ¿Qué te hacía vibrar?”
En muchos lugares, este entusiasmo “chocó”, a principios de este año, con el regreso de algunas restricciones. “Había mucho desánimo. Se intuía un ‘sentirse culpable’ por no poder hacer algo. Pero no es un tiempo para culpar a nadie, tampoco para juzgar con los parámetros de antes o de querer ganarle la carrera a lo que no pudimos hacer. Pero quizás sí es un tiempo para sostenernos…”, comparte Saade. Y agrega: “Hay que dedicarle tiempo a volver a crear el ambiente salesiano”.
Recrear ese “ambiente” es hoy una prioridad. “Podemos cambiar las actividades, las edades, los horarios. Pero lo fundamental es el vínculo. Y los ‘hilos de sentido’. ¿Qué te apasionaba a vos del oratorio o del batallón? ¿Qué te hacía vibrar? Recuperemos eso”, agrega Arriola.
Luego de un año y medio de pandemia, son muchos los chicos, chicas y adolescentes que nos esperan para jugar, hacer amigos y conocer a Jesús. Para ayudarlos a desarrollar su identidad y encontrar aquello bueno que tienen para dar. Volver a estar juntos se vuelve indispensable, aunque eso implique cambiar las formas y las actividades a las que estábamos acostumbrados. Sin prisa, pero sin pausa, es tiempo de volver a soñar.
Publicado originalmente en el Boletín Salesiano de Argentina, agosto 2021 (extracto)