La Palabra me dice
Ser perfectos, pero según las medidas del Reino de Dios. Ser perfecto abrazando las bienaventuranzas y el mandamiento del amor recíproco a la medida de Jesús. No se trata de un perfeccionismo fruto de lograr metas o cumplir objetivos. Una perfección que pasa por tener un corazón misericordioso. Un buscar que todo tenga como meta y fuente el Amor.
Con corazón salesiano
Domingo Savio sentirá fuerte, en su corazón de niño, las palabras de Don Bosco: Dios quiere que todos seamos santos, es fácil lograrlo y hay un gran premio para quien lo logra. Así, este oratoriano se convertirá en guía de sus compañeros, formando un grupo con ese ideal, bajo la mirada de María Inmaculada.
A la Palabra, le digo
Danos un corazón grande para amar, un corazón fuerte para luchar.
|