La Palabra me dice
En este Evangelio aparecen varios personajes que representan también cuatro actitudes distintas: En primer lugar, Jesús, y como siempre, perdonando, curando, devolviendo la dignidad rota del hombre. En este caso, de un paralítico. En segundo lugar, unos amigos que prestan al enfermo un gran servicio, superando toda clase de obstáculos, para que el amigo enfermo se encuentre con Jesús. El paralítico, que cumple al pie de la letra el mandato de Jesús: «levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa». Y, finalmente, los letrados: Se fijan en las normas antes que alegrarse de la curación de un hombre enfermo. Censuran a Jesús por la curación realizada. Nos podría llevar a reflexionar: ¿Con cuál de las cuatro actitudes nos identificamos más? ¿Cómo hago para identificarme mejor con las actitudes de Jesús, del paralítico y de sus amigos?
Con corazón salesiano
El trabajar con jóvenes nunca ha sido tarea fácil. No sólo porque es una edad difícil en sí misma sino porque es proclive a ser incomprendida por la gente en general, más si los adolescentes y jóvenes con los que se comparte la vida y se trabaja son los más vulnerables, los más pobres y en peligro. Le pasó a don Bosco y nos pasa a nosotros. Así como la gran mayoría del pueblo se alegraba porque Jesús curaba a los enfermos, pero había quienes se oponían a ello; así también pasa cuando nos ocupamos de los adolescentes y jóvenes. Muchos son los que se alegran de que haya quienes se ocupen de las problemáticas juveniles y los desafíos que nos presentan… ¡pero cuántos son también los que les molesta las actividades que hacemos! No hay que desanimarse. Jesús siguió haciendo el bien… curando y sanando… Nosotros seguimos en nuestro humilde servicio de hacer más linda la vida de los adolescentes y jóvenes que se acercan a nuestras casas y comunidades.
A la Palabra, le digo
Señor Jesús, que no nos desanimemos frente a las críticas que recibimos por ocuparnos de los adolescentes y jóvenes que ponés en nuestro camino. En ellos te encontramos a Vos. Danos fuerza, valentía y coraje para seguir anunciando la Buena Noticia del Evangelio en todos los patios juveniles donde estamos. Amén.
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