La Palabra me dice
"...Y como algunos, hablando del Templo, decían...": Algunos se gloriaban del templo, confiados en que si lo adornaban con hermosas piedras y realizaban fabulosas ofrendas, Dios los favorecería siempre. A veces vivimos tan confiados y aferrados a cosas tan terrenales, como el templo, el grupo, la imagen de la Virgen, etc. pensando que nunca nos pasará nada; y cuando nos pasa "pegamos el grito en el cielo". Jesús nos dice que de todo eso un día no quedará piedra sobre piedra, el único inmutable es Dios y en él deben estar nuestras seguridades. "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto?...". Solo el Padre lo sabe, por eso caminemos seguros e ignorando a todos los falsos profetas que dicen saber cuándo ocurrirá el fin. Cuando el dolor de las guerras y las pestes golpean fuerte, no faltan esos profetas, pero ya en este tiempo nos tocó ver el fracaso de muchos. A nosotros nos toca vivir el presente con alegría para alegrar a los angustiados y sin esperanza. Dios es el fuerte y él es nuestro templo, como dice san Pablo "en El vivimos, nos movemos y existimos..."
Con corazón salesiano
"No basta amar a los jóvenes, tienen que darse cuenta de que son amados" nos había dicho don Bosco, él sabía muy bien que lo único que permanece en el corazón de un joven y perdura en el tiempo es el amor. Las grandes obras, los edificios, un día desaparecerán pero el amor perdurará para siempre. ¡Gracias Don Bosco porque tu amor permanece y nos impulsa!
A la Palabra, le digo
Señor te pedimos la gracia de la fe, esperanza y caridad para siempre buscarte y mantenernos firmes en nuestro peregrinar siendo verdaderos discípulos y servidores de tu Reino como Hijos de Dios, y con la Fuerza del Espíritu Santo. Amén. |