La Palabra me dice
“El sirviente no es más que su señor”. La clave de este capítulo es el “servicio”. Y vuelven a resonar las preguntas de Jesús: ¿comprenden lo que hice por ustedes? ¿Comprenden el signo? El signo del lavado de los pies a los discípulos exige ser comprendido para poder ser asumido. Jesús sirve con un gesto humilde, el Señor vuelve a “anonadarse”, a “abajarse” a “inclinarse” sobre nuestra humanidad. Jesús nos revela que su entregar la vida pasa por el servir humildemente. ¿Es mi comunidad educativo pastoral una comunidad que se destaca por el servicio? ¿Cómo es mi servicio en la comunidad educativo pastoral? “Sé a quiénes he elegido”. El texto hace referencia a los doce, quienes fueron los elegidos por Él; e inmediatamente conectamos ese hecho con la elección de Judas, el traidor. Si Jesús sabía todo, nos cuesta creer que haya elegido de entre los doce a Judas Iscariote sabiendo que lo iba a entregar. Pero Él sabe a quienes ha elegido… Judas también es uno de los suyos. Judas también es amado por Jesús. Jesús siente como el Padre. El Padre y el Hijo llevan el mismo corazón, viven el mismo amor. La medida de Jesús es amar hasta el extremo aún al que lo iba a entregar. “Se lo digo ahora, para que,… crean que Yo Soy”. Imagino al Señor tratando de preparar a sus discípulos antes de la partida, antes de lo incomprensible de su muerte. Como si Jesús quisiera dejar la certeza de su presencia aún en la noche de la cruz, como intentando dejarles un testamento, una herencia que los sostenga en la esperanza. “Crean que Yo Soy”, no se desalienten, no se desanimen, crean… crean… Creer en Jesús, creer en su entrega, creer en su amor que da Vida.
Con corazón salesiano
La fe y el servicio, dos aspectos que la Palabra de Dios nos presenta hoy, son tan legibles en la vida de Don Bosco. Podríamos releer las Memorias del Oratorio desde estas claves y encontraremos constantemente este preocupación de Don Bosco por enseñar las verdades de la fe o anuncio kerigmático a los muchachos para abrirlos a la trascendencia del Amor que nos rescata de todas las muertes; y su actitud de servicio por la vida de los jóvenes, por la Iglesia.
A la Palabra, le digo
Vuelvo a las palabras de Jesús que nos invitan al servicio, que nos recuerdan que sólo somos servidores de un único Señor. Y me pregunto: ¿Cómo vivo la fe y el servicio en mi comunidad? El amor y el servicio provocan autoridad, eso nos muestra y enseña el Señor con su muerte y resurrección. Mientras que las personas configuradas en el poder generan opresión, temor, pero nunca autoridad. La “autoridad” es un rasgo propio de aquellos que son “autores” de su propia vida, entendida como búsqueda de sentido y plenitud en el amor. Eso es lo que nos muestra Jesús con su propia vida, porque el “siervo no es más que su señor”. En diálogo con Jesús, me dejo desenmascarar por su mirada amorosa. Le pido me regale y nos regale como comunidad educativa pastoral la audacia en el amor, la creatividad para salir y ponernos al servicio de la vida, que siempre intentemos ponernos del lado “sagrado de la vida”.
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