Evangelio del Dia

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Martes 25 de Noviembre de 2025

Lc. 21, 5-9

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?».

Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».

La Palabra me dice


"...Y como algunos, hablando del Templo, decían...": Algunos se gloriaban del templo, confiados en que si lo adornaban con hermosas piedras y realizaban fabulosas ofrendas, Dios los favorecería siempre. A veces vivimos tan confiados y aferrados a cosas tan terrenales, como el templo, el grupo, la imagen de la Virgen, etc. pensando que nunca nos pasará nada; y cuando nos pasa "pegamos el grito en el cielo". Jesús nos dice que de todo eso un día no quedará piedra sobre piedra, el único inmutable es Dios y en él deben estar nuestras seguridades.

"Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto?...". Solo el Padre lo sabe, por eso caminemos seguros e ignorando a todos los falsos profetas que dicen saber cuándo ocurrirá el fin. Cuando el dolor de las guerras y las pestes golpean fuerte, no faltan esos profetas, pero ya en este tiempo nos tocó ver el fracaso de muchos. A nosotros nos toca vivir el presente con alegría para alegrar a los angustiados y sin esperanza. Dios es el fuerte y él es nuestro templo, como dice san Pablo "en El vivimos, nos movemos y existimos..."


Con corazón salesiano


"No basta amar a los jóvenes, tienen que darse cuenta de que son amados" nos había dicho don Bosco, él sabía muy bien que lo único que permanece en el corazón de un joven y perdura en el tiempo es el amor. Las grandes obras, los edificios, un día desaparecerán pero el amor perdurará para siempre. ¡Gracias Don Bosco porque tu amor permanece y nos impulsa!


A la Palabra, le digo


Señor te pedimos la gracia de la fe, esperanza y caridad para siempre buscarte y mantenernos firmes en nuestro peregrinar siendo verdaderos discípulos y servidores de tu Reino como Hijos de Dios, y con la Fuerza del Espíritu Santo. Amén.