Evangelio del Dia

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Miércoles 31 de Diciembre de 2025

Jn. 1, 1-18

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron.

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».

De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que es Dios y está en el seno del Padre.

La Palabra me dice


"En ella estaba la vida": la Palabra, es la que posee la vida, ninguno de nosotros tendríamos vida si no se nos hubiese sido regalada por Dios. La vida que se nos regaló es como los talentos de la parábola, debemos hacerla producir frutos. El don de la vida no se nos regaló para acostarnos en una cama y ver televisión, es para algo más que vivir sentados frente a una computadora... La vida, el mayor de los regalos de Dios hacia los hombres, nos fue dada para ponerla al servicio de los otros, para ayudar a los que la están perdiendo, para encaminar a aquellos que se alejan de la vida ejemplar de Jesús, sólo de esa manera nuestra vida podrá brillar.

"La luz brilla en las tinieblas": como el mismo Jesús nos dijo "somos Luz y sal del mundo", y nadie prende una lámpara para esconderla en un cajón, sino que la pone alto para que ilumine a todos los que están cerca. Todos estamos expectantes para encontrar a Jesús en nuestras vidas, y en este Tiempo de Navidad, quiero recordarles una partecita de una canción "cuando iluminas las tinieblas del que va en busca de una estrella. Tu corazón florecerá en una nueva Navidad", todos queremos encontrar la estrella de Belén que nos guíe a Jesús, pero para encontrarla, necesitamos de alguien que nos ilumine.

"Les dio el poder de llagar a ser Hijos de Dios": dentro nuestro, está la fuerza para poder ser hijos de Dios. Es una opción de nuestra vida vivir como Hijos, y todo lo que ello conlleva, pero estoy seguro que quien lo experimenta, no puede dejar de querer serlo, porque ser Hijo de Dios, es estar llenos de luz, de esa Luz que nunca se acaba, y por más que la regalemos a los otros, nunca se acaba, sino que se multiplica.

"La gracia y la verdad nos han llegado por Cristo": Jesús fue el primero, pero no el único, todos por medio de Él, recibimos la gracia de Dios, el nos transmitió la Verdad, y está en nosotros. Para seguir transmitiéndola para gloria de todos, sería importante preguntarnos, ¿qué elijo en este día, ser hijo de Dios y transmitir la Luz, o seguir viviendo en las tinieblas?


Con corazón salesiano


Veamos esta narración del encuentro con Jesús de una Madre Ona. Era el día del bautismo de su hijo, y se retrasó en llegar a la capillita, cuando llegó estaba llena y un hombre le dijo que no podía entrar, ella pensó que se refería a que era indigna, y cuando salió el Misionero, le dijo: "Quiero también ser digna de estar donde está mi hijo; quiero hacerme cristiana; échame también a mi agua sobre la cabeza, para que pueda ser hija de Dios y feliz un día para siempre".


A la Palabra, le digo


En este día, Señor, queremos descubrir que somos hijos de Dios, que nuestra vida está hecha para acompañar a otros, y sobre todo que podemos ser felices un día para siempre. Amén.