Evangelio del Dia

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Lunes 22 de Diciembre de 2025

Lc. 1, 46-55

María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».

La Palabra me dice


El canto de María es una esperanza de los últimos de la sociedad, que han puesto su confianza en el Dios de la vida y en la vida de Dios. Ven como sus proyectos no fueron en vano, ven como sus deseos no fueron frustrados, y ven, por encima de todas las cosas, que en medio de sus pesares Dios está de su lado.

"En adelante todas las generaciones me llamaran feliz": Con María hemos recibido la herencia de la felicidad, sería bueno preguntarnos ¿Este regalo está vivo hoy en mí o depende con el pie con el que amanezca cada mañana? ¿Soy feliz o infeliz? Debemos estar seguros de que Dios lo único que quiere es nuestra felicidad en las cosas cotidianas, y no esperar grandes acontecimientos para decir que estuve feliz.


Con corazón salesiano


"Aquí en el Oratorio de Valdocco, hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres", a imitación de Domingo Savio, demostremos que somos Santos, con la alegría propia que se nos ha regalado.


A la Palabra, le digo


Señor, ayúdanos en este día a descubrir la verdadera felicidad, a estar dispuestos a agradecerte en todo momento y lugar, y sobre todo a vivir nuestra vida de manera que algún día nos llamen felices. Amén.