El Monumento a la Bandera congregó a los participantes en la tarde del primer día. Los vecinos de la ciudad de sumaron también a la concentración para luego ir peregrinando hacia el Hipódromo: allí se hizo el acto de apertura.
“Vengo con ganas de conocer las historias de los demás. Cómo viven su fe, cómo realizan sus encuentros. Y poder revitalizar mi fe”.
Lucía, 17 años.
Santiago del Estero.
Las mañanas estuvieron dedicadas al trabajo y la reflexión en las distintas sedes. Más de treinta colegios, parroquias e instituciones abrieron las puertas para recibir a los grupos de jóvenes.
Cientos de jóvenes de todo el país prestaron colaboración como servidores, algunos incluso llegaron con varios días de anticipación. Alojamiento, comidas, materiales, atención a los participantes, diferentes formas de colaborar y también de vivir el Encuentro.
“Para venir hicimos rifas, cocinamos pollo, vendimos pizza varios fines de semana seguidos.
Jamás pensé poder vivir un encuentro como este. Es muy lindo estar y conocer tanta gente”.
Alejandro, 16 años.
Apóstoles, Misiones.
Dejarse fascinar por Jesús, escuchar las demandas de los jóvenes, discernir sobre la realidad y convertir la propia vida fueron las claves del Encuentro.
“Rosario en estos días explota de jóvenes, de rostros de distintos lugares. Es algo importante para el país, para la Iglesia de Argentina. Nos hace ver que hay muchísimos jóvenes que están entregando su vida en el amor al pobre, al más necesitado, con Jesús en el corazón”.
Federico, 32 años. Sacerdote.
Rosario, Santa Fe
En el Encuentro Nacional, parece que todos se conocen de algún lado. Charlas, saludos y juegos llenaron las sedes y también los lugares públicos de Rosario.
A pesar de ser miles los participantes no faltaron los momentos de oración personales y comunitarios, oportunidades de encontrarse con Jesús, de celebrar la fe y de ayudar a que crezca.
“Estar acá todos juntos, es como juntar muchas chispas y salir con un fueguito.
Me gustaría volver y decir: ‘Estoy feliz, fue un gran encuentro. Y ahora, ¿qué tengo para dar a la gente que no pudo venir?’”.
Martina, 19 años
Floresta, Buenos Aires
El Hipódromo fue el lugar de concentración general. A los más de quince mil participantes se sumaron familias, jóvenes y vecinos de la ciudad que disfrutaron de las celebraciones y momentos de oración, los espectáculos culturales y las catequesis masivas.