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13 de septiembre, 2018

Transformar el dolor en amor

Laura Vicuña: una vida para contar


A principios del siglo XX una niña migrante atraviesa una terrible situación de violencia familiar, mientras al cuidado de las hermanas y salesianos de la misión de Junín de los Andes, se deja encontrar a Dios. Susana Billordo y Silvia Dupont son Hijas de María Auxiliadora, y asumieron el desafío de contar lo que esta breve y profunda vida tiene para decirle al mundo de hoy. Laura Vicuña. Transformar el dolor en amor, publicado por Ediciones Don Bosco Argentina es el libro que surge de esa tarea, y sobre el que conversan en esta entrevista.

 
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La pequeña Laura, en el centro, junto a sus compañeras del colegio María Auxiliadora. Conocer su verdadero rostro fue una historia en sí misma, que se desarrolla en uno de los capítulos del libro.



 
¿Por qué escribir sobre Laura Vicuña?

Silvia: Sentíamos la necesidad de “renovar” el significado de la vida de Laurita. Lo que ella vivió nos hablaba, nos movilizaba y a la vez lo veíamos muy actual. Su vida nos dijo mucho y aún tiene para decirnos.

Susana: Escribir es siempre tener algo para decir a alguien, y las dos sentíamos que en Laura había un mensaje para comunicar. El pedido de que escribiéramos nos llegó por la hermana Marta Riccioli y se lo agradecemos, porque a las dos nos ayudó a hacer síntesis no sólo de lo que sabíamos de Laura, sino también de su experiencia ayer y hoy, de todas las “Lauritas” que habíamos conocido y lo que le habían regalado a nuestra vida y vocación.

Terminamos de escribir el libro un domingo de Pascua, por eso la invitación que les hacemos a los lectores es leerlo en clave de Resurrección. Laura muere siendo una niña y eso nos cuestiona: ¡podría haber hecho tantas cosas, tanto bien…! Siempre la muerte nos interpela, pero cuando es la muerte de un niño nos desarma por completo. Cuando un pibe nuestro parte, por el motivo que sea, nos queda un agujero en el corazón. Sólo la fe en la Resurrección, el soñarlo completamente feliz abrazado en el inmenso Amor de Dios, nos da esperanza para seguir.
¿Quiénes podrían ser esas “Lauritas” de nuestros tiempos?

Silvia: Son los chicos y chicas de nuestros patios... los más frágiles, vulnerados y vulnerables. Los no mirados, los abandonados. Son los chicos que en medio del dolor, de su contexto, buscan espacios saludables donde crecer. Esperando ser mirados, esperando propuestas desafiantes de santidad. Esperando comunidades de adultos que se hagan cargo de sus vidas.

Susana: Esto es algo que conversamos y rezamos mucho. Este libro está escrito desde ellos. Es muy fuerte ver en los rostros de nuestros chicos hoy los padecimientos de Laura. Su vida, lamentablemente, es muy actual. Con Silvia tuvimos el regalo de compartir como Hijas de María Auxiliadora la vida y la misión, y algunas veces nos pasaba hasta de encontrar la mirada de Laura en la mirada de alguna nena o de algún nene.
Hoy pareciera haber una mayor conciencia hacia la violencia que sufren las mujeres. ¿Dónde encuentra Laura el valor para enfrentar esas situaciones?

Silvia: El valor se lo da la presencia de Jesús. También saber que cuenta con otros le da seguridad: hay una comunidad de hermanas y de salesianos qué respalda su opción, que respeta la dignidad de la mujer, que no la va a dejar sola cuando decida enfrentarse a eso…

Susana: Laura ve y sufre la violencia que Manuel Mora, la pareja de su mamá, ejerce contra ella. Y también sufre en carne propia la violencia de él, e incluso de ella. Ve en su mamá a una mujer oprimida y no quiere eso, no quiere que viva así, porque ella ve en la comunidad de la misión salesiana de Junín de los Andes otra forma de vivir, de tratarse, de respetarse. Ese contraste la ayuda a cuestionarse. Está diariamente con las hermanas, mujeres que con sus límites y sus dones la acompañan, la educan, la quieren; pero además cuenta con el padre Augusto Crestanello, su confesor, y con Zacarías Genghini, su amigo, que la escuchan, la comprenden y la orientan.

“Es muy fuerte ver en los rostros de nuestros chicos los padecimientos de Laura. Su vida, lamentablemente, es muy actual”.



Para que podamos “desnaturalizar” una situación de opresión necesitamos a otros que nos muestren otra realidad. Esto también les pasa a muchos chicos en nuestras casas. Dios nos regala “pequeños grandes santos”, pibes que sienten, aún pasándola muy mal, la incondicionalidad del Amor de Dios. Y lo ven casi literalmente en los gestos de sus animadores, de los laicos y los religiosos que caminan con ellos. Ellos son para nosotros “rostro de Dios”, porque ahí Él nos habla, nos grita. Ese “ida y vuelta” nos transforma la vida.
¿Cómo y por qué logra Laura transformar el dolor en amor?

Susana: Esa frase es el título del libro y es un regalo del padre Luis Timossi en la presentación. Él dice, refiriéndose a Laurita: “Ella encontró la llave de la felicidad, que no consiste en no sufrir, sino en poseer la capacidad de transformar el dolor en amor, el sufrimiento en alegría. Es feliz el que es capaz de encarnar, de aplicarse a sí mismo, la Pascua de Jesús. Ella es modelo para los jóvenes marginados, abandonados, ninguneados y abusados de hoy, porque les da esperanza. Pero también les muestra cómo hacerlo”.

En la situación que vivas, sea la que sea, nadie puede quitarte tu dignidad de ser un hijo amado de Dios. Y no es sólo un mensaje para los jóvenes. Como dice el padre Luis: “Es maestra para los adultos, porque demuestra cómo el carisma puede obrar y hacer milagros en las situaciones aún más desesperantes de los jóvenes”. •

 
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Laura Vicuña. Transformar el dolor en amor ya está disponible en Ediciones Don Bosco Argentina.


Para pedidos o más información: edbapedidos@donbosco.org.ar.



 

Por Ezequiel Herrero y Santiago Valdemoros

BOLETIN SALESIANO - SEPTIEMBRE 2018