NOTICIAS

13 de enero, 2015

Se emociona cuando habla de María Auxiliadora



Una de las dos publicaciones de referencia para el mundo del vino en los Estados Unidos, la revista The Wine Enthusiast, eligió a Jorge Riccitelli como el mejor enólogo del mundo del año 2012, el primer argentino en obtener dicha distinción. Riccitelli es exalumno de la obra de Don Bosco en Rodeo del Medio, Mendoza, puntal en la formación de generaciones de enólogos argentinos. Su porte, sus canas y su sonrisa llana nos reciben en Buenos Aires, en un paréntesis que hace entre viaje y viaje al exterior presentando las bondades de nuestro vino. Es en esos destinos donde busca encontrarse con la imagen de María Auxiliadora, y por la cual se emociona cuando la nombra: “En cada lugar que visito, busco ir a rezarle a la Virgen”.

¿Qué recuerdos tiene del colegio Don Bosco?
Mi madre fue la que insistió para que yo fuera al Don Bosco. Mi viejo era mecánico, mi madre ama de casa. Y yo parece que no era muy santo, y una tía mía, con mi madre, lograron que fuera al colegio Don Bosco. Digo “lograron” porque tenía media beca, y la otra la ayudaba mi tía. De estar en un colegio chiquito, donde éramos todos hijos de obreros, llegué a un colegio con doscientos compañeros. ¡Salíamos sólo tres veces por año para nuestra casa! El día del cumpleaños, el 24 de mayo, por María Auxiliadora, y creo que en las vacaciones de invierno. Nada más que eso. Me acuerdo mucho en el primario del padre Juan Brizzio. Era un curazo, muy buen tipo. Después entré en el secundario, y me recibí en el año ‘69. Debo haber sido de los últimos internos que tuvo el colegio

¿Las enseñanzas de la escuela le sirvieron para la carrera?
Yo vivo de esto. Las enseñanzas, tanto morales como institucionales, han sido fantásticas. Yo no he hecho la facultad en Don Bosco. Mi hijo es licenciado en enología, pero yo soy “sólo” enólogo, enólogo de Don Bosco, que era el secundario técnico de esa época.

¿Qué legado dejaron los salesianos para la enología argentina?
¡La enología de Mendoza! El padre Oreglia era el cura, el “papa” del vino. La enología pasaba por él. Yo lo tuve de profesor. Había muy buenos profesores, que sabían realmente de la materia. Y este cura era un libro abierto. Hasta el día de hoy, cuando tenemos un problema en las bodegas, el libro de consulta sigue siendo el de Oreglia. Muy pocos son los libros extranjeros que han venido al país. Ahora está la facultad de enología también en Rodeo del Medio. Mi hijo se recibió ahí, y la mayoría de los enólogos también.

¿Hay lugar para los jóvenes en la industria del vino?
Hay lugar, y hay muchos jóvenes que vienen con un aporte impresionante. Es una industria muy linda, muy bonita. Trabajás con placer, con alegría... son pocas las profesiones así. Además viajás mucho. Porque no sólo tenés que salir a vender el vino, sino conocer que se come, que se toma... ver lo que le gusta a la gente.

¿Pudo en alguno de sus viajes visitar Turín?
¡Sí! Es más: yo me había perdido en Turín, y quería ir a María Auxiliadora. Y encontré un cartelito que decía “Maria Ausiliatrice” en una esquina. Doblé ahí. Me perdí otra vez, y volvió a aparecer el cartelito. Así llegué al colegio y a María Auxiliadora. Me atrae mucho María Auxiliadora, en el mundo. Algo parecido me pasó en Praga también. Quería ir a misa en día domingo, y no encontraba lugar. El idioma es tremendo ahí, no hay forma de entender nada. Y veo un cartelito que decía “misa en italiano”. Entramos, y empezamos a ver: María Auxiliadora, Don Bosco. Sin haber entrado antes, sin ningún letrero. Me gustan mucho esas cosas, y siempre me acompañan.

 

Por Juan José Chiappetti y Santiago Valdemoros