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06 de mayo, 2018

Pese a todo, la esperanza

Hoy es domingo 8 de abril de 2018. Estoy en Alepo, en el mismo lugar desde donde nuestros hermanos nos han enviado el saludo de Navidad. Estoy muy feliz de estar con todos estos jóvenes, con las Hijas de María Auxiliadora, con nuestros hermanos, con el Movimiento Juvenil Salesiano para dirigir una palabra a toda la Familia Salesiana en el mundo, a nuestros hermanos y hermanas que hoy no pueden acompañarnos.
Me complace decirles que hemos venido a rezar por la paz, a orar por el encuentro entre personas, culturas y religiones, y también pedirle al Señor que, con nuestra libertad humana, esto no se repita.
Debo decir que estoy impresionado por la destrucción, por tanto dolor y tanta muerte. Por las cientos de miles de personas que han sido heridas por las bombas, y por los tres, cuatro o cinco millones de sirios que han abandonado el país. Esto es realmente un dolor.
Pero quiero decirles algo que yo he visto: ¡Se siente que hay mucha esperanza! Primero porque, sobre todo en este tiempo de Pascua, uno siente realmente que la vida continúa, que la fraternidad y la ayuda es real y posible. Que el Señor apoya a todos los creyentes, de cualquier credo. Vemos que vuelve la vida, que hay deseo de reconstruir la fraternidad, la convivencia, de continuar sirviendo a la propia gente, a los que vienen detrás, a los que nacieron en estos años de guerra.
Querida Familia Salesiana: les pido una mirada de comprensión y de ternura, con estos nuestros hermanos, hermanas y amigos. Les pido una oración con fe al Señor para que no les falte la fuerza. Y sigo implorando nuevamente por la solidaridad y la fraternidad, para que podamos ayudar a quienes lo han perdido todo con un abrazo y un sentimiento de amistad hacia nuestra realidad salesiana, que es muy bella,hacia nuestra realidad cristiana y de los ciudadanos de Alepo y de Siria.

A todos ustedes, un abrazo y un saludo.

Don Ángel Fernández Artime
Boletín Salesiano, mayo 2018