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29 de enero, 2016

Parte de la vida

Vacío

Sé que te has perdido en la oscuridad que llevas dentro;
te buscas, no te encuentras, ya no sabes cómo hacerlo.
Lo difícil es quererlo, a veces siento que te alejas,
yo intentaré ayudarte aunque seas tus propias rejas.

No tengas miedo, yo me sentaré contigo en esta cueva,
mi hombro podrá aguantar lo que tu alma sola no pueda.
No necesito entenderte, no necesitas culparte,
ahora tienes que ser fuerte, solo déjame ayudarte.

No te hundas aunque sientas que no hay nada...
este vacío no se llenará hasta que tú tengas ganas.
Sé que nada de esto es justo y que carece de sentido,
¿crees que ya nada lo tiene? Si, lo tiene estar contigo.

Lo entiendo, entiendo ese silencio tan sincero y no hay prisa,
yo te espero aunque añorando tu sonrisa.
Es una herida tan profunda la que tienes que ocultar,
y te esfuerzas en tratar que no lo noten los demás (…)

Y ahora dime, ¿crees que no hay motivos pa’ seguir aquí?
Sonríe, porque quedan tantas cosas por vivir.
No olvides que tienes a quien te quiere junto a ti,
fuiste tú quién me enseñó que no me tengo que rendir.

Artista: Porta
Álbum: Algo ha cambiado (2014)

Muchas veces estos estados de ánimo pueden llevar a pensar en detener la propia vida. Si alguien te insinuó alguna vez ese deseo, no te desentiendas: nunca hay que desoír o pasar por alto estas llamadas de alerta. El vacío, más que señal de nos hemos equivocado, es una advertencia que nos recuerda que estamos llamados a cosas grandes.

Jesús, que está a nuestro lado, es el primero que nos quiere ver felices y plenos. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11, 28).  Él no se desentiende de nuestra situación; por el contrario, quiere recrear la vida de las personas heridas. Somos los predilectos de Jesús, que vino por los heridos y no por los sanos. Su perdón y su amor son gratuitos y desproporcionados. Dios nos ama aun así, tal como somos... pero como nos quiere cada vez mejor, espera que saquemos lo mejor de nosotros.

Las crisis son tiempos para reinventarse y crecer. Para nosotros, cristianos, se superan volviendo al Evangelio, a la comunidad, y recuperando la confianza que nos permite abrirnos a los demás. El consuelo y la fuerza son efectos del encuentro con Dios. Es importante participar del sacramento de la reconciliación, tener paciencia y a veces dejarse ayudar por un profesional de la salud. Es imprescindible no utilizar la agresividad contenida contra uno mismo o contra los demás, sino contra la inercia que tira para atrás y quita las ganas. ¡Cada segundo es tiempo para explorar!

No necesito entenderte, no necesitas culparte”: Detené tus pensamientos tormentosos, aquello que te ata, que te encierra en tu dolor, y reconocé que Jesús te ama tal cual sos. Dios no quiere castigar. Él sólo bendice y ama, especialmente al que sufre.

“Es una herida tan profunda la que tienes que ocultar”: Basta de ocultar heridas, mostráte tal cual sos a alguien que te pueda ayudar de verdad. No sos menos por tus oscuridades.

“Sonríe, porque quedan tantas cosas por vivir”: La esperanza no se pierde nunca. Lanzáte hacia el futuro con alegría. Creé en vos, ya que sos un hijo amado de Dios. Ésta es tu dignidad.

Para seguir reflexionando:

  • ¿Qué sentimientos me genera esta canción? ¿Qué heridas suelo ocultar? ¿Qué partes de mi persona, de mis vínculos y de mi historia necesito aceptar y aprender a querer?

  • ¿A quién le pedirías hablar, aunque no sepas qué decir? Animáte a buscar un sacerdote, hermano o amigo mayor que te pueda ayudar como acompañante espiritual.


Por Federico Salmerón fsalmeron@donbosco.org.ar