20 de octubre, 2018
Nuestra casa común
Tu memoria y tu mañana
Cada lágrima valió,
una estrella y un color,
un misterio y un amor,
una espera de metralla.
La frontera se corrió
y el avaro destruyó,
sin escrúpulo ni son
y sin importarle nada.
A la tierra volverás.
No la hieras nunca más.
Ella cuida de tu flor,
tu silencio y tu dolor,
tu semilla y tu color,
tu memoria y tu mañana.
Cada lágrima caerá,
roja de felicidad,
con la lluvia y con la sal,
derribando la muralla.
Y tu luna reveló
un santuario de canción,
una espiga, un corazón,
una lucha, una esperanza.
Autor: Raly Barrionuevo
Álbum: La niña de los andamios (2017)
Tu memoria y tu mañana. En una misma línea, se unen dos conceptos contradictorios que los autores convierten en complementarios: el pasado y el futuro. La tierra que pisamos nos viene acompañando desde el inicio de los tiempos y así debe seguir. Pero las decisiones que toman sus habitantes pueden perjudicar este transcurrir.
¿En qué medida tomo conciencia de mi uso de los recursos naturales? Si vivo en la ciudad o si vivo en el campo, ¿tengo las mismas responsabilidades?
Derribando murallas. En nuestro país, la falta de políticas públicas sobre los recursos naturales afecta nuestra tierra, pero también el trabajo y la vida de cientos de personas. El desmonte, la explotación minera a cielo abierto, las fumigaciones ilegales o la venta de tierras a manos de extranjeros son parte de esas problemáticas.
¿Conozco las verdaderas causas y consecuencias de estas situaciones? ¿Busco informarme?
A la tierra volverás. El pre-estribillo nos recuerda la frase que el celebrante proclama cada miércoles de ceniza:
“Del polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3, 19); en ese caso, el objetivo es recordar que pertenecemos a la tierra y que lo que hagamos aquí implica compromiso. Parece inocente recordarlo pero
pasamos por esta vida solo un rato breve. Al lado de la historia de la tierra, lo nuestro es pasajero. Sin embargo, no asumimos la conciencia real del abuso a nuestra “casa común”.
¿En qué herimos nuestra tierra cada día? ¿Por qué? ¿Cómo podríamos ampliar nuestra conciencia social?
Ella cuida de tu flor. El papa Francisco, en su encíclica
Laudato Si, se metió de lleno en el tema del cuidado de nuestra “casa común”, como denominó a nuestro planeta rico en recursos que permanecen si son compartidos. Nos recordó que es una postura evangélica el hecho de protegerla, ya que en este mundo todo está conectado:
“Olvidamos que nosotros mismos somos tierra. Nuestro cuerpo está constituido por los elementos del planeta”.
¿Puedo ver la “cultura del descarte” que la sociedad posmoderna propone? ¿Cómo hacer para frenar este hecho?
Y tu luna reveló. No debemos olvidar que así como la tierra se mueve en un sistema ordenado, nosotros respondemos a esas mismas reglas de la física. Igual podemos imprimirle nuestra característica como seres humanos:
“una lucha, una esperanza”. • (punto final)
Por
Mariana Montaña • marianammm@gmail.com
BOLETIN SALESIANO - OCTUBRE 2018