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27 de abril, 2016

“La misericordia es la carta de identidad de Dios”

Crecer en misericordia sin duda nos hace más humanos, produce paz en el corazón y es el fundamento y la base para ser felíces

Saludo a toda mi querida Familia Salesiana, a los amigos y amigas de Don Bosco y su carisma, y a todos los lectores, desde el país africano de Madagascar. Estamos en el tiempo de Pascua, tiempo que nos invita una vez más a profundizar en nuestra fe y en la esperanza como razón de nuestra vida. Pero también les escribo teniendo muy presente el drama vivido en días pasados. Iniciábamos la Semana Santa con la noticia de tantas muertes en Europa, concretamente en los atentados de Bruselas; y nuestra Familia Salesiana también sufre con el corazón sobrecogido ante la incertidumbre por no saber nada acerca del salesiano indio Thomas Uzhunnalil, todavía hoy con paradero desconocido.

He invitado a orar por los que sufren todo tipo de violencia y hambre, por los que se ven forzados a migrar a causa de calamidades, y por tantos mártires que pierden la vida a causa de su fe en Jesucristo, también hoy; y les ruego seguir haciéndolo.

Al mismo tiempo no puedo olvidar que el papa Francisco nos invita a recordar que la misericordia es la “carta de identidad” de Dios. Se atribuye a él esta expresión coloquial y a mí me parece muy bella.

Hemos de reconocer que no pocas veces nuestro corazón humano es duro o se está endureciendo. Creíamos que estábamos más cerca de la paz universal, pero en estos momentos la violencia está más generalizada; cerramos fronteras ante quienes viven un auténtico éxodo; nos olvidamos de cuando nuestros pueblos eran también migrantes, nuestros antepasados, quizá nuestros abuelos. Así es nuestro corazón, maravilloso y capaz de amar, pero también pobre capaz de cerrarse en sí mismo.

Ante esta realidad sólo nos queda elevar nuestras manos a Dios Padre, mirar al Resucitado, y pedir que el Espíritu Santo nos conceda el don de la misericordia, el mismo que forma parte de la esencia de lo que creemos que Dios es.

Crecer en misericordia sin duda que nos hace más humanos; crecer en misericordia produce paz en el corazón y es el fundamento y la base para ser felices. Pidámosle a Dios que —tomando prestadas las palabras del profeta Ezequiel— nuestro corazón no sea un corazón de piedra sino un corazón de carne.

Vuelvo a recoger el pensamiento del papa Francisco, que nos invita a conmovernos ante la esencia y carta de identidad de Dios: una misericordia que va dirigida a cada uno de nosotros pero que tiene como condición primera que, a su vez, nosotros la hagamos vida con nuestros hermanos y hermanas.

Misericordia, compasión, ternura, bondad: son sin duda caras del mismo rostro poliédrico. ¿Cuál de ellas necesitamos más en este momento cada uno de nosotros al escuchar los latidos de nuestro corazón y las páginas de vida que cada día escribimos?

Les deseo que vivan una hermosa Pascua de Resurrección y que en este mes de mayo nuestra  Madre Auxiliadora nos siga sosteniendo con lo que le es más propio: su amor de Madre.

Por Don Ángel Fernández Artime



Una oración por el padre Tom


Al término de su rezo del domingo 10 de abril, el papa Francisco renovó su llamado por la liberación de todas las personas secuestradas en zonas de conflicto, en especial por el salesiano Tom Uzhunnalil, quien el 4 de marzo fue raptado por terroristas musulmanes que atacaron el convento de las Misioneras de la Caridad en Adén, Yemen.

Ese día, los terroristas les quitaron la vida a cuatro misioneras y a otros doce ayudantes, solo una hermana sobrevivió. Un vecino del lugar vio cómo se llevaron al padre Tom en su auto: desde entonces, a través del gobierno de la India y de la Iglesia, se está buscando su liberación.

El padre Thomas Uzhunnalil tiene 56 años. Nació en Ramapuram, en el estado indio de Kerala. Su tío Matteo, muerto el año pasado, también era salesiano, y fue el fundador de la misión salesiana en Yemen. Tom se encontraba en dicho país desde hacía cuatro años. “Los salesianos estamos en el país desde 1987. Nuestra labor es reunir y dar atención a los católicos migrantes provenientes de la India, Filipinas y de otros lugares”, explicó el salesiano Francesco Cereda, vicario del Rector Mayor. Son los únicos sacerdotes católicos presentes en el país y se han convertido en un gran apoyo para las Misioneras de la Caridad, fundadas por la Madre Teresa.

Tras la caída del gobierno en 2011 —en el contexto de la “Primavera árabe” — este país, ubicado al sur de la península arábiga, vive una profunda situación de inestabilidad. La misma se ve agravada por las acciones militares que son coordinadas por una coalición de países de la región para repeler a las milicias separatistas del norte del país. Desde entonces, los bombardeos son continuos sobre las grandes ciudades. La situación es cada día más insostenible. Más de veinte millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente, según denuncian los organismos internacionales.

Pese a esta difícil realidad, el padre Tom decidió quedarse. En los últimos meses había sufrido algunos episodios de violencia —la iglesia donde trabajaba fue quemada— pero su decisión de quedarse en el país era firme.

Al cierre de esta edición se desconoce su paradero, y se pide a toda la Familia Salesiana una permanente oración por su vida y su pronto rescate.

Mayo 2016