19 de mayo, 2019
"Fue un tipo fuera de serie"
La historiadora María Andrea Nicoletti analiza la figura de Jaime de Nevares. La importancia de valorar nuestra historia.
“Sin historia no hay memoria y sin memoria no vamos a ninguna parte. No se avanza hacia el futuro, sin reflexionar lo que pasó, sin saber lo que hizo la generación anterior a la nuestra”: quien lo expresa es María Andrea Nicoletti, doctora en Historia de América e investigadora del Conicet. Junto a un nutrido grupo de historiadores, Nicoletti participó en marzo del seminario continental de la
Associazione Cultori Storia Salesiana que se realizó en Buenos Aires.
La asociación está dedicada a la promoción de los estudios sobre historia salesiana. En ese encuentro, Nicoletti expuso parte de su reciente investigación sobre la vida de
don Jaime de Nevares, sacerdote salesiano y primer obispo de Neuquén, una figura de enorme riqueza para la Congregación y para la sociedad en general pero, según la historiadora,
“todavía desconocido para muchas personas”.
¿Qué aspectos debemos valorar de la figura de Don Jaime?
En primer lugar, a Jaime de Nevares
ser salesiano lo hizo ser un gran obispo. Aprendió a ser pastor porque los misioneros salesianos le enseñaron el mapuche, lo llevaron a la cordillera, lo “foguearon”. Él alguna vez me dijo:
“Yo venía sin ningún plan pastoral, simplemente hacía lo que decía Don Bosco”. Y eso que De Nevares venía de una familia muy encumbrada, aristocrática. Era abogado, tenía una enorme preparación; era un “fuera de serie”. Pero creo que su primer rasgo de salesianidad fue que se adaptó y aprendió a ser obispo.
“Don Jaime es una figura incómoda, sobre todo cuando uno explica que sus convicciones eran evangélicas más que políticas”.
Otro rasgo fue
su opción por los jóvenes más pobres. Don Jaime era una persona que tenía una simplicidad y una humildad enormes, de verdadera pobreza. Tal es así que cuando se fue del obispado se dieron cuenta que él nunca había dormido en su cama: siempre había descansado en un jergón, sin sábanas.
Para Nicoletti, Jaime de Nevares fue una figura que trascendió a la Congregación Salesiana, incluso a la Iglesia:
“Por eso para todo el mundo, era ‘Don Jaime’”. Fue el fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos; acompañó a las Madres de Plaza de Mayo y salvó muchas vidas durante la última dictadura militar argentina. Y fue el único que le ganó una elección en la provincia al Movimiento Popular Neuquino, cuando fue elegido como representante para la Convención Constituyente de 1994.
¿Por qué creés que no se lo conoce tanto?
En lo personal, a mí me costó mucho hacer el trabajo que presenté en el Seminario sobre De Nevares. Se me hizo difícil tomar distancia, el análisis de su figura, la cantidad de fuentes que hay.
Por otro lado, para muchos
es una figura incómoda, más cuando uno explica que él tomó muchas actitudes no por una convicción política, sino por una
convicción evangélica. Alguna vez al propio Jaime le preguntaron por qué se dedicaba a los derechos humanos, y él explicó:
“Lo dijo Pablo VI, ‘todo lo que le pase al hombre nos interesa’. Entonces, ¿cómo no me voy a dedicar a los derechos humanos?”.
En otra ocasión, cuando lo cuestionaron acerca de su opción por los pobres, él respondió:
“Pero es una opción evangélica, ¿con qué me vienen a cuestionar?”. No había nada que él no fundamentara con el magisterio de la Iglesia y eso creo que causaba cierta incomodidad.
Del mismo modo le ocurría dentro de la Iglesia, donde algunos lo trataban de “obispo rojo” o de tercermundista. Una vez se lo pregunté:
“¿Don Jaime, usted es obispo del tercer mundo?”. Recuerdo que me respondió:
“No ¿de dónde sacaste eso? Ahora, si quiere venir un cura del tercer mundo a trabajar en mi diócesis, bienvenido sea”.
Esas
convicciones férreas, inamovibles de las enseñanzas
del Evangelio y
del Concilio Vaticano II causaban incomodidad. Recuerdo mucho sus homilías diciendo:
“Acá no hay medias tintas, no se puede estar ‘medio desaparecido’ o dar una ‘media amnistía’”. Yo creo que fue un hombre de
una vida ejemplar.
¿Por qué es importante para la Familia Salesiana tener presente a estas figuras?
Muchos me dicen:
“Vos te dedicás a la historia de los salesianos”. No, yo me dedico a la historia de la Patagonia, y los salesianos son importantísimos para la historia de la Patagonia. Hay mucha riqueza en la Congregación para ella misma y para la sociedad en general. Por eso yo creo tener una política cultural ayuda a sostenerse en el mismo camino. Y para mi hay algunas características que se mantienen constantes a lo largo del tiempo.
Sin dudas la primera es la
militancia en favor de los jóvenes más pobres. Otra es la adaptabilidad,
estar a la vanguardia y atentos a los signos de los tiempos. Don Bosco estampaba libros, hoy se hacen audiovisuales, hay presencia en las redes. Ahora se hace con otra tecnología y con otro alcance, pero la preocupación es la misma, no es diferente a lo que hacía Don Bosco. Creo que en eso ha radicado el éxito de la educación salesiana y es un hilo conductor a lo largo de la historia.
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Por
Ezequiel Herrero
BOLETÍN SALESIANO - MAYO 2019