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07 de junio, 2019

Estos son nuestros santos

Angelelli, Murias, Longeville y Pedernera: nuevos beatos argentinos



Existe una fiesta que se celebra todos los 31 de diciembre en la provincia de La Rioja llamada Tinkunaco. Su nombre significa “encuentro”: así fueron los días previos a la fecha de la beatificación de los cuatro mártires riojanos, donde se vivió una verdadera fiesta de encuentro y fraternidad. El mate, las charlas y la comunión entre todos los que iban llegando era la postal de lo que tal vez alguna vez imaginó el obispo Angelelli.

Y el 27 de abril se transformó en una fiesta inolvidable. Una gran multitud proveniente de distintas partes del país se convocó al pie del cerro del Velazco para seguir la ceremonia de beatificación de Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera.



Un gran gesto a través del cual la Iglesia nos propone que estos hombres sean intercesores ante Dios y modelos de vida cristiana por el testimonio de dar su vida hasta el final.

La celebración fue presidida por el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, concelebrada por unos cincuenta obispos argentinos y unos trescientos sacerdotes, entre ellos miembros de la Familia Salesiana y de la comunidad que reside en La Rioja desde hace un poco más de dos años.



El cardenal destacó que Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao “fueron testigos fieles del Evangelio y se mantuvieron firmes en su amor a Cristo y a su Iglesia a costa de sufrimientos y del sacrificio extremo de la vida”. Y subrayó: “Fueron asesinados en 1976, durante el período de la dictadura militar, marcado por un clima político y social incandescente, que también tenía claros rasgos de persecución religiosa. Los cuatro beatos desarrollaban una acción pastoral abierta a los nuevos desafíos; atenta a la promoción de los más débiles, a la defensa de su dignidad y a la formación de las conciencias. Se trataba de una obra de formación en la fe, de un fuerte compromiso religioso y social, anclado en el Evangelio, en favor de los más pobres y explotados, y realizado a la luz del Concilio Vaticano II. Podríamos definirlos, en cierto sentido, como mártires de los decretos conciliares”.

Los aplausos y el ondear de banderas con el rostro de los beatos no cesaron durante toda la Eucaristía y fueron manifestación de un pueblo congregado, más allá de sus creencias y pensamientos, bajo un ideal de justicia y presencia entre los más desfavorecidos.



Además, durante toda la celebración estuvieron presentes imágenes de santos y advocaciones de todo el país, reflejando la fe de las más de cuarenta mil personas que se acercaron desde diferentes partes de nuestro país a compartir una verdadera fiesta para celebrar la vida de los flamantes beatos argentinos.

Por Equipo de Comunicación Social Argentina Norte

BOLETÍN SALESIANO - JUNIO 2019