28 de agosto, 2017
Escucháme
Pequeña receta para escuchar al otro
“Cuando te pido que me escuches yempezás a aconsejarme, o a decirme por qué yo no debería sentirme así, o a tratar de resolver mi problema… no estás haciendo lo que te pedí. ¡Escucháme! Es todo lo que te pido. Escúchame activamente, solo eso”.Lo anterior lo podría decir casi cualquier hijo o alumno. Esto ocurre porque la mayoría de las veces tendemos a solucionar los problemas educativos mandando, amenazando, sermoneando, dando lecciones, aconsejando, consolando, aprobando, desaprobando, insultando, interpretando, interrogando, ironizando…y
ninguna de esas doce formas de escucha favorece que la persona se sienta comprendida.
“Nos han dado dos orejas, pero en cambio solo una boca, para que podamos oír más y hablar menos”: la frase aunque antigua sintetiza un punto central de la educación,
la importancia de saber escuchar activamente. Padres y educadores intentamos buscar la fórmula mágica para educar. Pero hay un camino sencillo que permite el encuentro y la comunicación:es lo que Carl Rogers llama
escucha activa.
Oír y escuchar es necesario, pero solo si la escucha es activa uno logrará interesar a al hijo o alumno.¿Qué tiene de especialeste tipo de escucha? Algo fundamental:
el que habla se siente aceptado, comprendido,
querido. Y estas actitudes son las que producen el cambio personal. Si aquel con el que hablamos se da cuenta de que lo comprendemos y queremos, mejorará.
Esto solo se logra cultivando algunas
actitudes:
- Prestar atención.
- No interrumpir, sino dejar que el otro se exprese
- No juzgar.
- No ofrecer soluciones prematuras.
- Evitar el “síndrome del experto”: tener la respuesta antes de que el otro cuente todo.
- No rechazar las emociones que el otro manifiesta. Por ejemplo decirle quédebe o no sentir implica necesariamente un reproche sobre una conducta.
- No solucionar el problema. Quien lo está planteando seguramente quiere compartirlo, pero él es el responsable de solucionarlo.
- No dar un consejo si no lo han pedido.
- No descalificar con las opiniones.
- Recordarsiempre la importancia del lenguaje no verbal: gestos, posturas, volumen de la voz.
Criterios para escuchar activamente:
- Mostrar interés: se logra usando formas corporales de comunicación como, por ejemplo, mover afirmativamente la cabeza; sonreír; usar un tono adecuado; respetar. En una palabra, ser empático.
- Clarificar:se trata de obtener el máximo de información para comprender mejor. Se facilita haciendo preguntas abiertas que favorecen una respuesta amplia.
- Parafrasear:consiste en repetir con nuestras palabras las principales ideas o hechos expresados por el que habla.
- Reflejar:decir con nuestras propias palabras las emociones que el otro vive mientras habla contigo. En la práctica es devolver, reflejar, nombrar la emoción que manifiesta verbal o no verbalmente.
- Resumir:consiste en agrupar la información, tanto la que se refiere a emociones como a hechos.
Por
José Antonio San Martín•redaccion@boletinsalesiano.com.ar
Boletín Salesiano, septiembre 2017