05 de junio, 2017
“El futuro llegó hace rato”
Black Mirror
Temporada 3, capítulo 1: Caída en picado
Dirección: Charlie Brooker
La serie británica
Black Mirror, disponible en la plataforma Netflix,se presenta en la pantalla como una crítica a la sociedad de la comunicación, una mirada aguda acerca de cómo las nuevas tecnologías de la información y la comunicación nos interpelan como seres sociales, nos afectan y nos llevan a reaccionar, en ocasiones, de maneras impensadas.
Este “espejo negro” —tal la traducción literal del nombre de la serie— representa para su creador, Charlie Brooker,esa pantalla fría que se puede encontrar en el comedor de casa, en el escritorio de la habitación o en la palma de la mano. Las tres temporadas emitidas hasta ahora se presentan como capítulos con argumentos independientes, un acierto más que posibilita disfrutar de cada episodio en el orden que el espectador decida.
En particular, el capítulo
Caída en picado expone un futuro en el que las
posibilidadesde desarrollo de los individuos son directamente proporcionales a su
popularidaden las redes sociales. Toda acción, toda relación, está sujeta a la mirada de un otro que juzga, que aprueba o condena y que, en definitiva, lleva a las personas a crear un “yo”, que busca reconocimiento y visibilidad. GuyDebord, filósofo francés, planteaba ya en 1967:
“Es peor no ser famoso que ser famoso sin motivo. Esto lleva a los individuos a construir personajes de sí mismos. Lo que importa es mostrarse, que parezca un ‘yo’ real”.
Cada uno de los personajes de este capítulo está sujeto a
un proceso de calificación constante. A recibir, o no, la valoración máxima de cinco estrellas por parte de los usuarios de las redes. Lacie, la protagonista, está obsesionada por pertenecer a la clase social más popular, lo que a su vez le permitiría acceder a esa casa que siempre soñó. Pero al tratarse de relaciones sociales, las cosas no son tan fáciles de calcular y casi nunca salen como uno lo puede imaginar.
El análisis que Paula Sibila realiza en su libro
La intimidad como espectáculoexplica muy bien el mundo de ficción expuesto en este capítulo:
“El mundo real es más real si aparece en la pantalla. Ya no es necesario que la vida sea extraordinaria, ni que se narre bien. El lente de la cámara y el brillo de los reflectores, le dan consistencia a lo real. Lo importante es conquistar la visibilidad”.
Para seguir reflexionando:
- ¿Qué dice de mí lo que pongo en las redes sociales? ¿Refleja realmente lo que soy?
- ¿Qué cosas me guardo para mí y disfruto sin exponerlas en las redes?
- ¿Cómo es mi relación con el otro sin la intermediación de la pantalla?
Por
Matías Imaz• matiasimaz@gmail.com
Boletín Salesiano, junio 2017