05 de abril, 2016
Canción para uno
“Lo importante no es llegar, lo importante es el camino”, cuenta en una canción Fito Paez. En ese mismo barco se sube
La Vela Puerca y nos invita a caminar, a “seguir más allá” y a partir de allí construir el camino y al caminante. El mismo título del tema nos llama a conocernos y poder pensarnos. La letra no es una sola, sino que toma vida en el corazón de cada uno que la escucha, la lee y se deja interpelar. “La vida hace guiños que nos hacen sonrojar”, porque nos (re)conocemos, pensamos, interrogamos y, desde lo que vemos y creemos de nosotros, nos compartimos.
Entre las actividades cotidianas y el ritmo frenético del día a día, el cuerpo se llena de datos e imágenes que pasan sin detenerse. Por eso es importante mirarnos y saber quiénes somos, forjar nuestra identidad sin que sea modelada por una pantalla de TV, “encontrar el tesoro que somos (para no perderlo) y atarlo del cinturón”. Pero no tan fuerte; atarlo para que no se nos escape, pero sin ahogarlo o impedirle volar: “Y lo repartí”. Para eso estamos. Es una
Canción para uno, pero el camino y uno mismo no se hacen sin el otro y ese otro, a su vez, tampoco es sin mí.
“Mi existir, aquel que hoy, me quiere aplaudir”. El primer paso es estar orgulloso de lo que soy, el respeto de los demás se contagia del que yo mismo me tengo. Sólo podemos compartir y regalar aquello en lo que confiamos. Sólo un paso convencido da lugar al siguiente. Va a haber tropiezos y caídas, pero hagamos que no sean más que el impulso para avanzar más fuerte.
La canción termina como empieza: “salí a caminar”. Se trata de un acto, una acción; el cantante nos comparte un hecho del pasado. Pero también es una invitación, una mano estirada esperando adelante o un empujoncito en la espalda hacia el futuro: dale, salí a caminar, construí el camino que te abriga y repartí el tesoro que tenés y sos. Ya lo dijo Machado y lo repitió Serrat para que nos quede bien claro: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
“Labrar, coser, la tela que uno es”. En eso consiste la vida.
Para seguir pensando…
- ¿Cómo me veo, quién soy para mí, qué me conozco? ¿Qué puedo compartir con los brazos abiertos y qué me gustaría cambiar?
- ¿En qué momentos me cuesta tomar la aguja y coser mi vida? ¿Cómo hago para que los pies no se queden quietos y el horizonte nunca sea idéntico al que era un rato antes?
- ¿Cómo preparo y espero mi camino para este nuevo año? ¿Qué otras manos encuentro para impulsar e impulsarme?
Por Matías Piccoli • Boletín Salesiano de Argentina
Marzo 2016