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03 de agosto, 2017

Caminar hacia lo inexplorado

Los Croods: una aventura prehistórica
Estados Unidos, 2013
Dirección: Chris Sanders - Kirk DeMicco

“Todo lo nuevo siempre es malo”; “La curiosidad es mala”; “Todo lo divertido es malo”; “Estar vivo es estar dentro de la rutina” y “Lo nuevo o lo diferente nos mata”, nos advierte  a lo largo de la película Grug, el papá de los Croods.

“Los jóvenes ya no son cómo antes”; “Todo tiempo pasado fue mejor”; “Antes había orden y disciplina” “A los pibes de hoy no les interesa nada”; “Siempre se hizo así”… nos quieren convencer a toda costa quiénes pretenden una juventud acrítica, descomprometida y fuera de los escenarios de protagonismo de la construcción de la sociedad.

¿Cuántas veces escuchaste alguna de estas frases? ¿Te acordás dónde? ¿Forman parte del discurso de nuestras comunidades cristianas? ¿Y la felicidad se encuentra en lo nuevo, en lo que está por descubrir? ¿Y si la plenitud habita lo inhóspito, los territorios sin explorar, lo desconocido? ¿Y si abrir las puertas del encierro, del “siempre se hizo así”, nos conduce a leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio? ¿Acaso la propuesta de Jesús no es una aventura? ¿Una búsqueda constante de construir el Reino de Dios? ¿La manera de encontrar la luz no será caminando hacia escenarios poco conocidos para los cristianos?

La tentación siempre podrá susurrarnos al oído con las palabras de Ugga, la madre de la familia: “Es muy arriesgado”; “Mejor quedarnos así como estamos”. Pero si nos dejamos conducir por la novedad del Espíritu, tal vez podamos contestar lo mismo que respondió Grug, tras conocer lo nuevo gracias a la valentía de su hija adolescente Eep: “¿De qué sirve todo esto?” “Vayamos caminando tras la luz, con la esperanza de que todas las cosas van a ser mejores”;  “Vamos a vivir, porque cambiamos las reglas que nos mantenían a oscuras”.

Como cristianos, reconocemos en el Espíritu Santo a la fuente de la novedad y de la creatividad. Ojalá que podamos seguir descubriéndolo cómo aquel que anima la historia, que nos inspira para renovar la faz de la tierra, cómo el Padre de los Pobresqué alimenta nuestro compromiso por transformar el mundo, por cambiar las reglas que mantienen a tantos hermanos y a tantas hermanas en oscuridad. Ojalá que podamos darnos cuenta del Espíritu qué nos habita y que nos dará una fuerza irresistible para seguir haciendo presente en la Tierra el sueño de Tata Dios de una sociedad más justa.

Para reflexionar:

  • ¿Qué dinámicas comunitarias están atravesadas por el “siempre se hizo así”? ¿Nos preguntamos por el sentido de nuestras prácticas pastorales?

  • ¿Qué puede cambiar en nuestras comunidades para responder mejor a los gritos de los pibes y las pibas más pobres?


*El siguiente texto fue publicado en el blog: http://culturadebarro.blogspot.com.ar

Por MauroMorenoRole, sdbmmoreno@donbosco.org.ar
Boletín Salesiano, agosto 2017