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28 de abril, 2019

¡Bienaventurada, Familia Salesiana!



En el mes de enero hemos celebrado las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana, con personas de veintiocho naciones. Es un encuentro de formación que se viene realizando desde hace ya treinta y siete años y que cada vez es más significativo.

Al igual que el año pasado, los “santos lugares salesianos” de Valdocco han sido nuestra sede, donde todo nos habla y remite a Don Bosco y al carisma por él recibido del Espíritu Santo.

El tema que nos ha ocupado, en sintonia con la llamada que el papa Francisco ha hecho en la exhortación Gaudete et Exultate, es la invitación a la santidad: una santidad sencilla, del cotidiano, esa que viven de modo anónimo millones de personas, que no llegarán a ningún altar pero que hacen un camino hermoso de vida cristiana. ¿Quizás usted, amigo lector o lectora…?

Pues bien, fruto de la reflexión compartida en aquellos días han sido estas Bienaventuranzas de la Familia Salesiana que quiero darles a conocer porque, en mi opinión, no son algo teórico, no son frases recogidas de algún libro sino una síntesis de vida salesiana a la que hemos llegado consagradas, consagrados y laicos, jóvenes y adultos, de la Familia Salesiana de todo el mundo.

Estas siete “bienaventuranzas” dicen así:

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que encuentra la alegría en la pobreza. Llena de la gracia de Dios, obrará milagros entre los jóvenes más pobres y marginados... ¡esto es santidad!


Y puedo asegurarles, por todo lo que he vivido y visto en estos cinco años de animación por todo el mundo salesiano, que ciertamente Dios cada día sigue haciendo verdaderos “milagros de Vida”.

Son milagros que nada tienen que ver con los medios económicos y sí con el trato personal lleno de autenticidad, afecto, acogida y escucha verdadera ante la situación de cada joven.

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que, con la mansedumbre y la caridad del Buen Pastor, recibe y acompaña con amorevolezza a los jóvenes, educándolos en el diálogo y en el servicio al diferente… ¡esto es santidad!


En una de mis últimas visitas en Europa, una adolescente rezaba en público para que fueran capaces de “perder el miedo a los extranjeros”. Y me preguntaba, ¿qué estamos sembrando los adultos, o al menos las autoridades de estas sociedades, para que una niña de 15 años llegue a sentir miedo por quien sencillamente es diferente…?

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que, caminando junto a otros, cura las heridas de quienes sufren y brinda esperanza a quienes la han perdido, llevando la alegría de Cristo resucitado... ¡esto es santidad!


La esperanza, una de las virtudes cristianas que tanta falta nos hace hoy en día. A veces no se pueden resolver los problemas de las personas, pero se puede estar al lado, se puede transmitir acogida y respeto, se puede ayudar a curar heridas, porque ¿quién no lleva alguna herida en el alma y en el corazón? ¿Quién no agradece el más pequeño gesto que ayude a aliviar el dolor?

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que, con hambre y sed de justicia, acompaña a los jóvenes a realizar su proyecto de vida plena en familia, en el trabajo, en el compromiso político y social… ¡esto es santidad!


En todas las partes del mundo a donde he ido y con los jóvenes con los que me he encontrado les he preguntado si tienen ideales de vida, sueños, proyectos. Porque una vida sin sueños corre el riesgo de habituarse solamente a “sobrevivir”, pero no a vivir en plenitud.

Por eso una de las cosas más hermosas que tiene la misión salesiana es la de acompañar a los jóvenes, sea cual sea su situación, a caminar su pequeño o grande, sencillo o sólido, proyecto de vida. En otras palabras: acompañarlos a anclar su vida en pilares que les hagan resistir los fuertes vientos y las mareas agitadas.

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que vive una experiencia de misericordia, abre los ojos y el corazón para escuchar, para perdonar, para convertirse en un hogar que acoge... ¡esto es santidad!


Si una palabra no es muy del uso común en nuestras sociedades es la palabra “misericordia”.

Incluso cuando el papa Francisco habla tanto de la misericordia, no tardan en llegar los “profetas de las calamidades” que dicen que son tonterías y debilidades. Que así no se hacen caminos válidos de vida cristiana. Pero no, amigos: nuestro modo de entender la vida y la educación pasa ante todo y principalmente por una mirada de comprensión y de compasión, de misericordia. Cuánta falta nos hace en la vida, ¿no creen?

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que busca ser auténtica, íntegra y transparente, cultivando una mirada que va más allá de las apariencias y reconociendo en cada persona la gracia obrante de Dios... ¡esto es santidad!


Casi todo lo contrario de lo que se vende en nuestras sociedades: es más fácil vender el creer en el éxito fácil, en los engaños. Es más fácil aparentar, ponerse del lado de quien tiene la fuerza más que del lado de la verdad y de lo que es justo. Por eso nos sumamos a la buena gente, que también existe, y que cree en la autenticidad, en la transparencia, en la honestidad. A los jóvenes queremos ofrecerles lo que más les dignifique, aunque no siempre sea lo más fácil.

Y finalmente...

  1. Bienaventurada la Familia Salesiana que, a partir de la verdad del Evangelio, fiel al carisma de Don Bosco, se convierte en levadura para una nueva humanidad, aceptando con alegría también la cruz por el Reino de Dios... ¡esto es santidad!


Seguimos creyendo que el carisma de Don Bosco, este don de Dios para la Iglesia y el mundo, es tan actual y necesario como ha podido serlo antes. Creemos, con humildad, que al mundo de hoy le faltaría algo si no existiera el carisma salesiano.

Y seguimos creyendo que, aunque es muy cierto que hace más ruido el árbol que cae que el bosque que crece en silencio, queremos ser bosque que crece lento pero que albergará a muchos bajo su sombra.

 

Don Ángel Fernández Artime

BOLETÍN SALESIANO - ABRIL 2019