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11 de enero, 2018

Así habla la Biblia

Géneros literarios en la Sagrada Escritura. Tercera entrega: la infancia de Jesús

Estamos en el mes de noviembre. En unas pocas semanas comenzará el tiempo de Adviento que nos prepara para la Navidad. Mirar con ojos nuevos los Evangelios de la infancia de Jesús nos ayudará a meditar con renovado entusiasmo los profundos misterios de la vida humana que se expresan en un lenguaje antiguo muy poético y encantador y al mismo tiempo, la meditación de esos misterios nos ayudará a combatir una cultura consumista que se ha instalado, totalmente contraria al Espíritu de Jesús de Nazaret.

Introducción

Para captar mejor los Evangelios de la infancia de Jesús, sigamos el mismo camino que hicieron sus discípulos. Jesús comienza su ministerio público después de la muerte de Juan el Bautista. Convoca a discípulos. Estos poco a poco se van dejando seducir por el “amigo” y “maestro" muy humano pero también muy especial. Jesús pasa haciendo el bien; enfrenta al poder religioso y político que termina por asesinarlo, clavándolo en la cruz.

Después de su muerte, los discípulos tienen una fuerte experiencia: sienten que el crucificado está vivo.

Jesús que vive

La historia terrena de Jesús concluye con su muerte. La fe nace en la resurrección que está más allá de la historia. O sea no es histórica pero muy real. Creemos en Dios, que no es histórico pero creemos que es lo más real que puede existir.

Los hebreos en el éxodo tuvieron una “explosión de sentido”: sintieron que Yavé-Dios los había conducido. Así también la resurrección provocó en los primeros discípulos, en la comunidad primera, una “explosión de sentido” y lo expresaron conforme a la cultura y modalidad propia de la antigüedad:

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Dios lo sentó a su derecha. Jesús a quien habían acompañado, era el Mesías = el Ungido (Cristo) e Hijo de Dios.

Jesús había entrado en la esfera celestial y Dios lo había constituido Salvador del mundo.

Es muy importante tener en cuenta que los Evangelios no narran la historia de Jesús. No escriben su biografía como se hace hoy. Son escritos desde la fe, repetimos una vez más, tal y como lo hacían los antiguos.

Cuando Mateo y Lucas escriben los Evangelios de la infancia de Jesús, ya corría la tradición oral: sobre el significado de la muerte y resurrección, los relatos de la pasión, las parábolas, los milagros. Al final de todo aparece el comienzo, es decir los relatos de la infancia. 

Todos los grandes personajes de ese tiempo, eran proclamados hijos de los dioses. Por ejemplo, el Faraón de Egipto desde el momento de la entronización gozaba de la misma esencia de la divinidad. También los emperadores romanos eran adorados como hijos de la divinidad.

Jesús no podía ser menos. Para la fe era el Señor de los señores del mundo.

Los relatos de la infancia de Jesús

Estos escritos son un vehículo digno del mensaje evangélico. Cada uno de ellos contiene en miniatura lo esencial del evangelio. Son relatos de gran atractivo literario. Se asemejan a los cuentos que deben ser leídos con corazón de niño. Por eso, los antiguos con sus géneros literarios enseñaban de manera tal que los sencillos entendían fácilmente... como los modernos suelen hacerlo en forma de fábulas.

Mateo y Lucas son los dos evangelistas que narran la infancia de Jesús. Usan el género literario midráshico, es decir, interpretan el Antiguo Testamento profundizando su significado desde la fe en la Resurrección.

Cada uno de estos evangelistas lo hace con sus propias características:

  • Mateo escribe para los judíos. Presenta a Jesús como el Nuevo Moisés.


1) el nacimiento de ambos libertadores es anunciado por sueños (leyenda de Moisés);

2) al anunciarse su nacimiento, tiemblan los reyes (el Faraón - Herodes);

3) consultan: el Faraón a los astrólogos - Herodes a los escribas;

4) los dos reyes decretan una matanza de niños;

5) ambos ausentes de su pueblo reciben la orden de volver a los suyos.

Estos relatos no tienen por objeto hacer crónica, sino meditar el tiempo pasado para sacar conclusiones prácticas y pastorales. Tienen carácter misionero: Insinúan al pueblo judío que la única manera de realizar la misión que Dios les dio, es aceptar a Jesús como Mesías.

  • Lucas escribe para los no-judíos. No usa citas explícitas sino implícitas. Traza un díptico entre el precursor y Jesús: dos anunciaciones; dos nacimientos, dos circuncisiones, dos manifestaciones. Están presentes los textos de Daniel 9 (después de 70 semanas misteriosas llegará la liberación) y el profeta menor Malaquias 3 (Yo envío mi mensajero). En base a estos textos Lucas presenta la infancia de Jesús como manifestación inaugural de los tiempos nuevos. Jesús, la gloria de Dios, entra definitivamente en el templo. Jesús suple al templo. En Juan, Jesús le dice a la samaritana “ni en esa montaña ni Jerusalén se adorará al Padre... los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en espíritu y en verdad”.


Una síntesis rápida (conviene seguir con los Evangelios en la mano).

No es posible en este breve espacio desarrollar todos y cada uno de los profundos pasajes, pero una síntesis despertará el apetito para buscar más explicaciones en la notas de las Biblias modernas.

Las anunciaciones sobre el nacimiento de Jesús: En el mundo de entonces los grandes personajes eran anunciados para avisar que llegaría un hijo de los dioses, un líder extraordinario (el Primer Testamento tiene varios ejemplos). En nuestro caso se anuncia tanto en Mateo como en Lucas la venida del Mesías, del Salvador, del Logos (prólogo del Evangelio de Juan. El logos de la filosofía griega = trae el sentido de todo).

La tradición posterior ha dado mucha relevancia a la virginidad de María pero, si observamos detenidamente, la preocupación central de los evangelistas consistía sobre todo en destacar el  carácter sobrenatural y divino de esa concepción.

Lucas a través de un entretejido de pasajes del Antiguo Testamento crea una escena hermosa,  y tan didáctica y profunda que ha motivado tanta obras poéticas y de arte.

Nacimiento de Jesús ¿en Belén o en Nazaret?: Probablemente Jesús nació en Nazaret. Léanse bien la totalidad los Evangelios. Insisten que Jesús es nazareno. Nació en “la Galilea de los gentiles”. Pero como la estimación popular era que el Mesías tenía que nacer en Belén, Lucas arma el viaje a Belén para hacerlo nacer en Belén (hay muchos ejemplos en la antigüedad de esta manera de hacer historia). Lo que interesa es que la fe de la comunidad cree que es el Mesías.

Los ángeles: la presencia de Dios, de la trascendencia.

Los pastores: Lucas, el evangelista de los pobres, no podía ignorar a los excluidos. Los excluidos tenían que ser llamados y estar en el nacimiento de aquel que compartiría escandalosamente con ellos. Los Evangelios de la infancia adelantan el ministerio de Jesús. Los pastores eran muy pobres; es más, tenían fama de ladrones y pendencieros.

Los magos y la estrella: los sabios egipcios y caldeos estudiaban los mensajes del cielo. Una estrella especial indicaba el nacimiento de los “importantes” (en realidad no era una estrella, era un cometa). Los magos vienen de Oriente. Lucas es el Evangelista de la universalidad.

La matanza de los inocentes: Está claro que es una imagen muy actual. Todos los mártires de ayer y de hoy, cristianos y no cristianos, que se enfrentaron a los poderosos como Jesús de Nazaret, el mártir del gólgota. Y... no será una expresión de los niños que hoy se mueren de hambre... de los niños esclavos… etc., los niños que este maldito sistema mata sin piedad porque sobran!!!

El niño Jesús en el templo: Lucas anticipa, en primer lugar, la paternidad divina de Jesús: la primera palabras de Jesús en el evangelio de Lucas: “mi Padre” y en segundo lugar el destino de su vida “debo ocuparme en los asuntos de mi Padre“.

Conclusión: la navidad ayer y hoy.

Pero entonces... este artículo tira todo abajo, no queda nada en pie, podría decir alguno.

Todo lo contrario. No hemos sido engañados, no estamos diciendo que todo fue un cuento, hermoso pero cuento al fin. No es cuestión de discutir ideas. Es cuestión de avivar nuestra fe.

Contemplando cada pasaje, nos hacemos más humanos, como Jesús. Todos los libros antiguos de todas las religiones tienen enseñanzas muy profundas.

Sugerencias para contemplar

+ Durante el adviento repetir con fe y confianza: Ven Señor; que venga tu Reino.

Fraternidad, solidaridad y justicia para que todos tengan las mismas posibilidades.

+ En el tiempo de Navidad: tomarse el trabajo... no permitir que lo urgente desplace lo importante.
Contemplemos para defendernos de la cultura muy deshumanizante que sólo piensa en acumular.

+ Contemplar es sencillo, pero hay que proponerse:

1) tomar un respiro en algún momento del día; pocos minutos bastan.

2) leer bien el pasaje.

3) cerrar los ojos y mirar simplemente rearmando la escena, deteniéndose en las personas que intervienen.

4) dejar que el Espíritu obre y ruegue por nosotros en lo profundo de nuestro ser.

Si esto se acompaña con la respiración, nos iremos conectando con nosotros mismos y constataremos milagros!

Por Alberto Faraoni

Boletín Salesiano, noviembre 2007