Evangelio del Dia

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Lunes 17 de Noviembre de 2025

Lc. 18, 35-43

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. 

El ciego se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez».

Y Jesús le dijo: «Recupera la vista, tu fe te ha salvado».

En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.


La Palabra me dice


¿Qué quiero que el Señor haga hoy por mí? Suena un poco egoísta pero a la vez nos saca de la soberbia de pensar que no necesitamos nada de Dios. Aunque seamos apóstoles, discípulos, profetas, sacerdotes...el Señor necesita seguir obrando en nosotros. Jesús también hoy nos pregunta: "¿Qué querés que haga por vos"? Hoy puede ser una buena oportunidad para dialogar con Jesús más allá de la lectio. Seguir pensando a lo largo del día lo que necesito de Él. Soy un necesitado de Jesús. Ojalá nunca perdamos la condición de hijos necesitados de su Padre.


Con corazón salesiano


Un lugar de encuentro de los jóvenes marginados en Turín era "Porta Palazzo". De Borgo Dora hacia Porta Palazo se llenaba de personas que buscaban trabajo, sobre todo jóvenes emigrantes que se ofrecían para tareas de albañilería y construcción. Podían reunirse ordinariamente más de mil y hasta dos mil muchachos, que oscilaban sobre todo entre los 8 y 12 años. El Oratorio de Don Bosco congrega a muchos de esos muchachos. Lo dirá él al responderle a Don Cafasso, en 1844, luego de terminar sus estudios en el Convitto Eclesiástico, cuando éste le preguntó qué se anidaba en su corazón: "Me parece encontrarme entre un mundo de muchachos que necesitan de mi"


A la Palabra, le digo


Señor hoy quiero quedarme a tu lado como el enfermo que necesita de las curaciones del medico, como el niño que se prende a los brazos de su padre, como el enamorado que espera el momento de ver pasar a su amada.