La Palabra me dice
El Señor envía a sus discípulos. El Señor me envía... ¿Adónde me envías hoy? ¿A qué me estás enviando? El envío es con lo esencial. ¿De qué cosas superfluas necesito desprenderme para partir al encuentro de los demás? ¿Qué me limita el encuentro y me encierra en la vida? Jesús no permite que se tome represalias ante la negativa y el desencuentro. Basta con no hacerse cargo del rechazo ajeno. Si el Señor está de nuestro lado, ¿por qué preocuparme y sufrir si alguien no me corresponde en el amor? Jesús llamó, envió, dió poder, exhortó a la libertad y la confianza, motivó a la paz. Ellos aceptaron su Palabra creadora y la hicieron vida. ¿Qué siento/pienso que tengo que hacer vida hoy de lo que me moviliza internamente el Señor?
Con corazón salesiano
Don Bosco, con fama de santo ha hecho cotidiana la exhortación a la conversión, la sanación, la pobreza en la entrega, y la misión comunitaria. Nunca kamikaze solitario, nunca buscando honores o poder, nunca imponiendo sino siendo atracción por su testimonio y persuadiendo desde el amor concreto. Le confío los proyectos de este año pidiéndole que me inspire y acompañe.
A la Palabra, le digo
Querido Señor, hoy quiero decirte sí, caminar los senderos con tu estilo, y vivir confiado en lo que ves en mí, aunque yo no lo vea. Tu amor me hace digno y me capacita para afrontarlo todo. En tu paz, llevo tu paz. Gracias por tanto. Podés escuchar: https://youtu.be/TIJeYg91Gog?feature=shared |