La Palabra me dice
Jesús proclamaba la Buena Nueva de Dios. La Buena Nueva de Dios no solamente porque viene de Dios, sino que también y sobre todo porque Dios es su contenido. Dios, El mismo, es la mayor Buena Nueva para la vida humana. Responde a la aspiración más profunda de nuestro corazón. En la persona de Jesús aparece lo que acontece cuando un ser humano deja que Dios entre y reine. Esta Buena Nueva del Reino de Dios anunciada por Jesús tiene cuatro aspectos: “el tiempo se ha cumplido; el Reino de Dios se ha acercado; conviértanse; crean en la Buena Nueva” El primer objetivo del anuncio de la Buena Nueva es formar comunidad. Jesús pasa, mira y llama. Los cuatro primeros en ser llamados: Simón, Andrés, Juan y Santiago, escuchan, lo dejan todo y siguen a Jesús para formar comunidad con él. ¡Parece amor a primera vista! Según el relato de Marcos, todo aconteció durante el primer encuentro con Jesús. Al presentarlo de esta manera, Marcos piensa en el ideal: el encuentro con Jesús tiene que producir un cambio radical en nuestra vida.
Con corazón salesiano
La preocupación de Don Bosco de formar comunidad, pero no para una terapia de grupo, sino para la misión. Confía en la generosidad de todos y, conociendo sus inclinaciones, les confía una empresa casi imposible: venir a América, a anunciar el amor de Dios sobre todo a los niños y jóvenes más necesitados de escucharlo.
A la Palabra, le digo
Que no tengamos miedo de trabajar con otros, formar comunidad, construir redes, no tanto “invitando a que otros trabajen con nosotros” (y siempre que nosotros seamos los que tengamos la última palabra…), sino con humildad aportar lo propio, reconociendo lo bueno que otros hacen. Seguiremos siendo así “profetas de esperanza”, esto es, anunciadores de que el Reino ya está entre nosotros.
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