La Palabra me dice
Animado por el Espíritu Santo, Jesús vuelve a Galilea y comienza a anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios. Yendo por las comunidades y enseñando en las sinagogas llega a Nazaret, donde se había criado. Volvía a la comunidad en la que, desde pequeño, había participado en las celebraciones durante treinta años. El sábado siguiente, según acostumbraba, va a la sinagoga para estar con la gente y participar en la celebración. Jesús se levanta para hacer la lectura: Elige el texto de Isaías que habla de los pobres, de los presos, de los ciegos y de los oprimidos. El texto refleja la situación de la gente de Galilea en el tiempo de Jesús. En nombre de Dios, Jesús toma postura en defensa de su pueblo y, usando las palabras de Isaías, define su misión: anunciar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, despedir libres a los oprimidos. Y también aclara: no es algo que se me ocurre a mí, sino que viene de Dios… Dios quiere que todos vivamos bien, y, justamente, era algo que no sucedía…
Con corazón salesiano
El sueño de Don Bosco y su acción misionera, es hacer realidad la profecía de Isaías para los jóvenes: que pueda anunciarles la Buena Noticia, que pueda ayudarlos en su liberación de lo que los oprime y achica su horizonte vital, que sepa enseñarles a ver, que los eduque para que desarrollen su libertad, que puedan hacer de su vida un tiempo de gracia y salvación.
A la Palabra, le digo
Que abracemos profundamente, Señor, la causa de tu Reino. Danos tu Espíritu que nos consagre, nos envíe y nos ponga palabras adecuadas para anunciar que hoy está llegando tu Reino, que, tozudamente, la esperanza se abre paso entre nosotros.
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