Evangelio del Dia

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Jueves 12 de Diciembre de 2024

La Palabra dice


Lc. 1, 39-48

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.»

La Palabra me dice


Hoy festejamos a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América.

Este Evangelio nos muestra que lo que María ya es en plenitud, también nosotros todos estamos llamados a ser.

Ella vive ya la resurrección y la plena vida con Dios que todos nosotros esperamos.

María reconoce que Dios ha hecho maravillas en ella.

Una de esas maravillas es que nos la ha dado a todos nosotros como Madre.

Siempre podemos acudir a ella y pedirle que mantenga nuestra esperanza y la esperanza de todos sus hijos.

Que nos haga sentir cómo Dios colma con su amor a cada ser humano.

Que nos haga sentir que todos cabemos en su Corazón de Madre.

Podemos pedirle también que, como ella, seamos portadores y portadoras de esperanza y de alegría.


Con corazón salesiano


La presencia materna de María es clave en el carisma salesiano. Seguimos a Jesús al modo de María. Y esto es así porque Jesús, en aquel sueño de los 9 años, le dio a Juanito como Maestra a la Virgen María.

Este es un dato ineludible. María es Madre y Maestra de la gran familia salesiana. “Ella lo ha hecho todo”, en palabras de don Bosco.

Cuando don Bosco tenía algo que resolver, le pedía a alguno de sus oratorianos que le vayan a preguntar a la Virgen qué tenía que hacer. Y los chicos volvían con la respuesta de la Virgen…

Quiso levantar un monumento vivo a la Auxiliadora y fundó junto a María Mazzarello el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

Para don Bosco la virgen María no era una idea, un solo objeto de devoción. Ella era una presencia real, concreta y cotidiana dentro de la vida del oratorio. La veía caminando en los patios, con los chicos, entre las hermanas, con sus salesianos. Por eso es real esa expresión tan nuestra: “Basta que un joven entre en la casa salesiana para que la Virgen lo cubra bajo su manto”. No es poesía, es certeza.


A la Palabra, le digo


Bajo tu amparo no refugiamos Santa Madre de Dios. No desatiendas súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. María Inmaculada Auxiliadora, ruega por nosotros.