La Palabra me dice
Con este primer domingo de Adviento se abre una nueva etapa, un momento especial de gracia. El Evangelio de hoy nos invita a vigilar, a estar atentos. Nos habla del final de los tiempos, pero sobre todo nos invita a no tener miedo y quiere que tengamos esa misma actitud de atención, de cuidado, de vigilancia. Nos presenta una serie de imágenes con las que nos invita a la vigilancia, a la espera de que El vuelva. Él viene a liberarnos, a traer la Buena Noticia, que es Él mismo hecho hombre, se hace humanidad, humildad, pequeñez, Niño de carne y hueso, uno de nosotros. ¡Jesús viene! No es un Dios lejano, desinteresado de nosotros o de nuestras cosas, se trata de un Dios que es Amor para cada uno de nosotros. Cuántas personas santas que nos han precedido, con su ejemplo nos animan a vivir una vida en plenitud y para ello, nos enseñan a vivir cada cosa, cada acontecimiento, cada acción con todo el amor y como si fuera la última vez.
Con corazón salesiano
Escribía don Bosco al inicio de las “Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales” que, esos relatos, entre otras cosas, “servirán para dar a conocer cómo Dios mismo guió siempre todos los sucesos” que tuvieron que ver con la obra salesiana. Hay una nota de mucha confianza y de mucha gratitud en esa expresión. Aquel que viene es el que ha guiado, guía y seguirá guiando todo el andar de esta gran familia. Tenemos sí que cuidar este don, este regalo. Estamos invitados a un camino de fidelidad a este carisma tan particular en la Iglesia. Siendo fieles a este camino de humanidad y santidad salesiana estamos cuidando y preparando la venida del Señor. Él nos guía
A la Palabra, le digo
Padre Dios dispone nuestro corazón a la venida de Jesús, tu Hijo y hermano nuestro. Queremos recibirlo como DON tuyo. Que podamos recibirlo caminando en fidelidad y confiando en tu bondad y en tu Gracia que nos acompañan y guían. Amén.
|