Evangelio del Dia

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Sábado 22 de Junio de 2024

La Palabra dice


Mt. 6, 24-34

«Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero. Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?

Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?

¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?".

Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.»

La Palabra me dice


“No se puede servir a Dios y al Dinero”: Cuando Jesús habla de Dios sabemos a quién se refiere, pero cuando habla del Dinero, ¿a qué hace referencia precisamente? Hay varias cosas posibles, pero hago referencia a una: “nuestras seguridades”. Todos tenemos necesidades, poder satisfacerlas nos da seguridad y confianza en nosotros mismos… ahí está la clave: esta seguridad me hace creer que mis fuerzas humanas todo lo podrán, que no necesitaré a nadie y no permito que Dios sea Dios en mi vida.

“¡Cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!”: Jesús pone a prueba nuestra fe… se trata de creer, pero no solo eso… también se trata de confiar. La fe es confianza. Jesús me interpela a poner mi confianza en Él, en su Providencia, en que Él se ocupará. El desafío: la entrega… poner en sus manos mi vida, mis anhelos, mis miedos, mis sueños.

“Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura”: Jesús nos invita a “buscar” su Reino, ese debe ser nuestro centro, el mayor de nuestros anhelos: buscar activamente el Reino de Dios en mi vida… que Él “reine” en mi vida… y si me desvío del camino, está el sacramento de la Reconciliación.


Con corazón salesiano


San José Cafasso aprendió la fuerza del sacramento de la Reconciliación, entendido no tanto como el “tribunal de Dios”, sino la fuerza de ese Dios-Amor que nos reenvía, perdonados y reconciliados, a seguir intentando vivir el Evangelio en nuestra vida cotidiana.


A la Palabra, le digo


Muchas veces confío más en mis fuerzas y seguridades que en vos, Señor. Dame un corazón como el de María… confiado, entregado, que quiera buscarte siempre, cada día. Pongo en tus manos mis días, mi gente, hazte presente en sus vidas.