Evangelio del Dia

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Miércoles 15 de Mayo de 2024

La Palabra dice


Jn. 17, 1b.11b-19

«Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti. Padre santo, cuídalos en tu Nombre -el Nombre que tú me diste- para que sean uno, como nosotros.

Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre -el Nombre que tú me diste- yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.

Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.»

La Palabra me dice


¡Qué intimidad tan profunda revelan las palabras de Jesús para con su Padre! Son las últimas palabras, la oración que da comienzo a su pasión.

San Juan nos hace participes de la visión de su corazón, que se dirige a su Padre en la cena de despedida: su petición la hace por los suyos, sus discípulos, los continuadores de su misión: Padre mío: que sean uno, como tú y yo.

¡Qué unidad más fuerte, más compacta puede haber, como la de la Trinidad: identificación de divinidad, de voluntad, unión en el Amor!

“Ut Unum sint” (latín: “Que sean uno” es una encíclica redactada por Juan Pablo II). ¡Cuánto necesita el mundo en estos días de esta unidad! No hay unidad donde no hay amor, no hay unidad donde no está Dios.


Con corazón salesiano


"Dios Padre, Tú me consagraste a Ti el día de mi bautismo...": Con plena confianza en Ti y en la conducción del Espíritu Santo, me lanzo a esta hermosísima y difícil tarea de vivir el carisma salesiano. Los jóvenes te esperan a través mío. En mi entrega te tienen que descubrir a vos y encontrar también ellos, la alegría y la esperanza de que esta vida tiene sentido, que vale la pena vivir.

"La acción del Espíritu es fuente permanente de gracia y apoyo en el esfuerzo diario". En este mundo de hoy en que todo es provisorio y caduco, qué difícil es serle fiel a un proyecto de vida, a un amor sin límites, a una entrega para siempre. Don Bosco marcha adelante en su ejemplo y en su entrega.

El sueño de la pérgola de rosas por la que él caminaba nos debe alentar a la entrega, al sacrificio y al dolor. Sólo así se conquistan las personas, las vidas.


A la Palabra, le digo


Señor, dejo en tus manos mis preocupaciones. Ayúdame a confiar en tu providencia, para que la revisión de mis actitudes y comportamiento, me ayude a vivir lo que creo. Sé que Tú estás conmigo, pero frecuentemente se me dificulta compartir mi fe con los demás. Dame la fortaleza para hablar de Ti y de tu amor, especialmente a mi familia. Amén.