Evangelio del Dia

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Sábado 04 de Mayo de 2024

La Palabra dice


Jn. 15, 18-21

«Si el mundo los odia, sepan que antes me han odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.

Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

La Palabra me dice


Seguir a Jesús no es tarea fácil. Él mismo profetizó que seríamos perseguidos si creemos en Él. Y creer en Él consiste en identificarnos con Él mismo, seguir su estilo de vida. Eso nos hace chocantes para los demás; eso nos hace “ir contracorriente” con lo que el mundo toma como norma común, como dice el Papa Francisco en su carta sobre la Santidad y en sus catequesis.


Con corazón salesiano


El título de “Auxiliadora” tiene un sentido histórico en la iglesia que es amenazada y atacada. Ella protege y mantiene en pie a los hijos que la invocan con fe.

En esa canción dirigida a la Virgen cantamos: “Hoy la iglesia perseguida necesita de tu auxilio/ tú eres fuerza para andar y caminar”.

Esa parte de la estrofa refleja ciertamente una convicción personal de nuestro padre Don Bosco. El sufrió muchas persecuciones, hasta físicas, por ser fiel a Jesús. Seguramente más de una vez experimentó a la Auxiliadora como su fortaleza. Pero su visión es más amplia que lo personal. La ve como la Madre de todos los que sufren por fuerzas ocultas y también visibles.

La anécdota de lo que sucedió un día en la segunda guerra mundial es un claro ejemplo de lo que hace la Auxiliadora por sus hijos. En un bombardeo a la ciudad de Turín durante la Segunda Guerra Mundial cayeron sobre la cúpula del santuario de María Auxiliadora dos bombas. Pero éstas rebotaron y explotaron sobre el teatro contiguo, el que quedó totalmente destruido sin que hubiera víctimas.


A la Palabra, le digo


Recemos hoy a esta Madre Auxiliadora con las mismas palabras de Don Bosco:

“Tú, grande e ilustre defensora de la Iglesia; Tú, auxilio maravilloso de los cristianos; Tú, terrible como ejército ordenado para la batalla; Tú sola has destruido cada herejía en todo el mundo; Tú, en las angustias, en las luchas, en las dificultades, defiéndenos del enemigo y en la hora de la muerte. Amén".