Evangelio del Dia

Buscar por fechas

Domingo 28 de Abril de 2024

La Palabra dice


Jn. 15, 1-8

«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.

La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.

La Palabra me dice


Permanecer en Jesús es un desafío. Permanecer o no permanecer con Él es definitivamente cuestión de vida o de muerte.  Y estar con Jesús es condición indispensable para poder dar fruto: “Sin mí no pueden hacer nada”.

¿Y cuál sería el test para poder saber si estamos unidos a Jesús? El mismo lo aclara diciendo que se trata de que cumplamos sus mandamientos. Pero no solo como una manera de sumisión u obediencia. Es cuestión de experimentar una atracción poderosa a la persona de Jesús. Es un deseo enorme de estar adherido a Él, con “alma y vida”, como se dice.


Con corazón salesiano


En la historia de nuestra familia salesiana tenemos un ejemplo muy simpático de lo que significa estar adherido a alguien. Se trata de lo que le pasó a Juan Cagliero, uno de los primeros muchachos del oratorio. 

Cuando Don  Bosco decidió fundar la congregación de los Salesianos hizo la propuesta a varios jóvenes; entre ellos a Cagliero. Él no se veía ni cura ni fraile. Eran tiempos difíciles pues la sociedad miraba hasta con burla a los que vestían hábito o sotana. Cagliero caminó y caminó pensativo por un rato hasta que, con su carácter impetuoso, soltó su famosa frase: “Fraile o no fraile, yo me quedo con Don Bosco”.

Ciertamente habrán pasado por su memoria tantos recuerdos vividos junto a quien hizo las veces de su padre, pues había perdido a su papá biológico a los 13 años. También el momento en que por enfermedad casi muere y don Bosco estuvo a su lado. Ese afecto firme le hizo tomar una decisión clave para su vida y la congregación. Ya que después fue sacerdote, el jefe de la primera expedición misionera salesiana en la Argentina, compositor de música sagrada y recreativa y el primer cardenal de la congregación. Realizó una fecunda tarea misionera. Conoció a Laura Vicuña y a Ceferino Namuncurá.


A la Palabra, le digo


Gracias, Señor, por tu Hijo Jesús, nuestra vid verdadera.

Gracias por el testimonio de tantos que han venido antes que nosotros y nos dieron ejemplo de permanecer unidos al tronco de vida.

Que podamos también nosotros estar adheridos con sincero amor a Jesús y a su Iglesia.