La Palabra me dice
Jesús dice estas palabras a sus discípulos después de la expulsión de los mercaderes del templo y un poco antes de la última Cena. Estar delante de Él siempre implica una respuesta: de aceptación o de rechazo. Se trata de creer o no creer; dejarnos iluminar o quedarnos a oscuras. Como sus discípulos de hoy, nos invita a tener una actitud de fe ante su persona y ante quien lo envió: su Padre. Nos dice que Él es Luz y no vino para juzgar al mundo, sino que su misión es iluminarnos. Nuestra respuesta es solo dejarnos iluminar con su palabra; aunque también tenemos la opción de rechazarlo.
Con corazón salesiano
En nuestras comunidades hoy damos inicio al Mes de María Auxiliadora. Este año, siguiendo el aguinaldo del Rector Mayor, lo hacemos con el trasfondo del sueño de los nueve años. Don Bosco nos lo ha transmitido con un lenguaje lleno de imágenes. En él se les aparecen dos personas llenas de luz: Jesús y la Virgen, tan resplandecientes “que no podía fijar en ellos su mirada”. Ella es la Señora que Jesús da a Juan Bosco como Maestra para una misión del cielo, una tarea que él considera muy grande, tanto que le parece una manda “imposible de cumplir”.
Juan podría haber rechazado esa misión y su sentido sobrenatural. Basta recordar las reacciones de los miembros de su familia. Sus hermanos Antonio y José y hasta su misma abuela le restan importancia al sueño. Pero su madre Margarita le ayuda a tener una interpretación distinta, con fe sencilla; una forma de interpretar la vida que será una constante a lo largo de su existencia.
Para nosotros es un desafío permanente conservar una mirada sobrenatural en nuestra tarea cotidiana. Saber sobrenaturalizar las cosas del día a día y abrirnos a una renovada visión de fe, forma parte de nuestra herencia salesiana.
A la Palabra, le digo
Gracias, Padre bueno, por darnos a tu Hijo Jesús como nuestra Luz. Gracias por hacernos vivir en la Familia Salesiana con una Madre y Maestra. Danos también tu fuerza y la compañía necesaria para poder responder a tus llamadas sin rechazarlas ni postergarlas. Que durante el mes de la Auxiliadora gocemos de su presencia materna.
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