La Palabra me dice
El evangelio nos muestra que son varios a los que les cuesta creer que Jesús es el mesías. Algunos estaban cerrados y no comprendían el mensaje de Jesús ya que seguían aferrados a una religión centrada solo en las leyes y en el cumplimiento de los mandamientos. No eran capaces de abrir su corazón y de escuchar su voz. No comprendían a Jesús porque estaban enredados en sus propias expectativas y trataban de que Jesús se amolde a sus intereses y seguridades. Pero Jesús viene a cambiarlo todo mostrándose cercano a sus ovejas, son los pequeños y los pobres los abren su corazón. Jesús nos llama a todos a ser parte de esta comunión de vida entre el Padre y el Hijo ofreciéndonos la salvación que no es más que aceptar con humildad el amor gratuito de Dios. Depende de nosotros y de la capacidad de apertura del corazón.
Con corazón salesiano
Cristo era para Don Bosco una persona viva y presente en todo momento de su vida y de su obrar; para él no fue nunca sólo una verdad abstracta o un ideal que alcanzar. Diría que la actitud que distingue su fe cristiana es la de la relación – cercanía – amistad. Se puede verificar esto en el primer artículo de las Constituciones de 1858, donde había escrito: “El fin de esta Sociedad es el de reunir a sus miembros... para perfeccionarse a sí mismos imitando las virtudes de nuestro Divino Salvador, sobre todo la caridad con los muchachos pobres”. (Pascual Chávez)
A la Palabra, le digo
Padre y Maestro de la juventud, San Juan Bosco, que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres, signo del amor y de la predilección de Dios. Sé nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús Buen Pastor, de modo que descubramos en Él y en su Evangelio el sentido de nuestra vida y la fuente de la verdadera felicidad.
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