Evangelio del Dia

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Miércoles 17 de Abril de 2024

La Palabra dice


Jn. 6, 35-40

«Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. 

Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió. 

La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día».

La Palabra me dice


La gente no se daba cuenta de que Jesús no estaba hablando de un pan material, es por esto que afirma claramente: yo soy el pan de Vida. Jesús nos invita a encontrarnos con él para no pasar hambre ni sed. Jesús es consciente de que su misión es realizar la voluntad de su Padre y tratar de que ninguno se pierda. Él quiere hacernos parte de su resurrección, pero debemos tener fe. Sólo en Él podremos tener vida eterna. Sólo Él puede saciar el sentido más profundo de nuestra existencia.

En Jesús, en su “carne” -es decir, en su concreta humanidad- está presente todo el amor de Dios, que es el Espíritu Santo. Quien se deja atraer por este amor va hacia Jesús, y va con fe, y recibe de Él la vida, la vida eterna (Papa Francisco)


Con corazón salesiano


Enraizarse en Cristo y conformarse a Él es la alegría más profunda para los hijos e hijas de Don Bosco. De aquí el amor a la a Palabra y el deseo de vivir el Misterio de Cristo presentado por la liturgia de la Iglesia; la celebración asidua de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, que educan en la libertad cristiana, en la conversión del corazón en el espíritu de comunión y de servicio; la participación en el Misterio de la Pascua del Señor, que abre a la comprensión nueva de la vida y de su significado personal y comunitario, interior y social.


A la Palabra, le digo


Amigo Jesús que en este tiempo de Pascua recordemos siempre que en tu vida encontramos nuestro alimento. Queremos participar de tu resurrección, aumenta nuestra pobre fe, para seguirte cada día y dejar que tu Espíritu nos guie.