Evangelio del Dia

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Martes 13 de Febrero de 2024

La Palabra dice


Mc 8, 13-21

Jesús volvió a embarcarse hacia la otra orilla del río. Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes". Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce". "Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete". Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".

La Palabra me dice


“Tienen ojos y no ven”: A partir de la falta de pan, Jesús elabora una comparación. Es el maestro que decodifica, con lo visible y cotidiano, el Reino que crece invisible y silencioso, y que sólo se comprende con parábolas. Lo que Él ve, los otros no lo ven. El misterio que Él trae y contempla ya presente en nuestra historia, pasa desapercibido a los suyos. Se quedan atados a lo inmediato; a lo que palpan, contabilizan y calculan. ¿Entre nosotros pasa algo así? ¿Qué panes contamos? ¿Qué mesa creemos que tendemos y para qué comensales? ¿Vemos o somos ciegos –ansiosos entonces por las carencias-, y peleados entre nosotros echando culpas?

“La levadura de los fariseos”: Lo que hace crecer la masa al estilo fariseo es muy distinto a lo que hace multiplicar el pan al estilo cristiano. Pero es verdad: el fariseísmo tiene su propia levadura; y a veces hay un “crecer” visible de la masa estilo fariseo. Pero no nos confundamos… y cuidémonos de usarla.

"¿Todavía no comprenden?": Hay un nuevo Pueblo, en un nuevo Éxodo, con un nuevo maná, con un nuevo Mesías, un nuevo Reinado. Los discípulos somos formados para ponernos al servicio de esta Novedad. Pero a veces no entendemos la magnitud de nuestra vida y misión, ni la confianza del Maestro en asociarnos a Él. Y en cambio nos quedamos enredados con los problemas administrativos del barquito.

Con corazón salesiano


Crecía el Oratorio, aparecen nuevas Obras y fundaciones, se amplía el campo de trabajo, pero muchos de los seguidores de Don Bosco no comprendían la novedad que surgía, y quieren volver a lo antiguo, se complican y conflictúan por pequeñeces que los dividen. Algo de todo esto está en el trasfondo de la carta escrita en Roma en 1884, donde se escribe “no basta amar…”


A la Palabra, le digo


Bendíceme los ojos y los oídos Señor, para que me abra a la contemplación y al discernimiento...

Te adoro Señor Jesús como Pan de Vida para tu Pueblo; reconozco que tu levadura es el amor sin medida. Expandí mi amor, para que mi entrega de hoy, dentro de la tuya, multiplique el pan y sacie hambrientos. Amén.