La Palabra me dice
Cuando Dios sana los ciegos, a los sordomudos, a los paralíticos, a los leprosos, no sólo está realizando un gesto biológico, sino que, mucho más allá, les está devolviendo a todos y cada uno ese “algo más” humano, espiritual que han perdido con su enfermedad. Así, por ejemplo, el ciego, al ciego, lo está devolviendo a la luz, lo está volviendo al contacto con la realidad. Al sordomudo lo está reintegrando a la comunidad, restituyéndole su capacidad para comunicarse. Al paralítico le está devolviendo la posibilidad de hacer, de actuar, de valerse por sus propios medios. Le está devolviendo la libertad de ir y venir, de ser independiente. Al leproso, que era considerado como un ser repulsivo, que era, literalmente, excluido de los lugares habitados, lo está salvando del ostracismo, lo está devolviendo a la vida pública, lo está, también, reintegrando a la comunidad.
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