Evangelio del Dia

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Jueves 21 de Diciembre de 2023

La Palabra dice


Lc. 1, 39-45

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

La Palabra me dice


Isabel representa el Antiguo Testamento que termina; María representa el Nuevo que apenas se inicia. Es así como Lucas nos quiere decir que el Antiguo Testamento acoge al Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo el don de Dios que completa y realiza todas las expectativas del pueblo.

En el encuentro de estas dos mujeres, con la acción del Espíritu, la Buena Noticia de Dios se muestra y revela en algunos aspectos simples y sencillos de la vida humana: una visita, la alegría por el embarazo, los hijos que saltan de gozo, la ayuda mutua y solidaria entre dos mujeres sencillas del pueblo, la vida de la casa y de la familia en las relaciones que se presentan. En ésas y otras situaciones las comunidades de antes, y nosotros hoy, estamos llamados a descubrir la presencia de Dios en nuestra vida.

"¡Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor!" Lucas no se cansa de insistir en su evangelio que la mayor dicha está en creer en lo que Dios dijo por medio de su Palabra, pues es con esa Palabra que se genera vida nueva en el seno de las personas y comunidades que verdaderamente la acogen

Con corazón salesiano


Me viene a la mente otro encuentro… el encuentro de Don Bosco con Miguel Magone, en la estación de Carmañola. Miguel y sus amigos aparentan estar alegres, porque ríen juegan y disfrutan, que no es malo, pero Don Bosco busca conquistar sus corazones para que descubran la verdadera alegría que es la que proviene de Dios y de reconocerlo presente en la propia vida.

A la Palabra, le digo


Señor ayúdanos a descubrir quiénes somos realmente, a estar dispuestos a ayudar, a dejar de lado las cosas que nos atan, y a amarte de tal manera que podamos cumplir con tu mandato, “ámense los unos a los otros como yo los he amado”.