La Palabra me dice
Con un estilo marcadamente escatológico, Jesús preventivamente nos invita a prepararnos de buena manera para el ocaso de este tiempo, para el encuentro final donde se realizará el juicio de Dios que consiste en su misericordia que sana, libera y purifica hacia lo esencial de la vida, que es el amor.
La advertencia de la Palabra motiva al reconocimiento de las dificultades de este mundo como secundarias y pasajeras, en función del descubrimiento profundo de nuestra vida como don: regalo para nosotros, entrega para los demás, pertenencia total a Dios.
Mis preocupaciones no son solo mías, ya que también Jesús se hace cargo ocupándose con su gracia que sostiene, alienta, fortalece y guía en el buen camino. Él nos enseña a no dejarnos aturdir por ellas, sino a confiar y reconocer, al transitarlas, aquello que es verdaderamente esencial y prioritario a vivir en la vida: el amor de Dios en el que "vivimos, nos movemos y existimos".
La prevención de la que nos habla Jesús es una invitación a estar preparados a la llegada de Dios, ya que nadie sabe el día ni la hora en que el Padre nos llamará al gozo de su encuentro. Quien vive en gracia de Dios, sin remordimientos y con paz en su corazón, puede gozar de la vida y disfrutar de cada día como si fuese el primero, el único, y el último... por estar siempre dejándose amar y corresponder diariamente con el mismo amor. |