Evangelio del Dia

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Martes 17 de Octubre de 2023

La Palabra dice


Lc. 11, 37-41

Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. 

Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.»

La Palabra me dice


En el pasaje del Evangelio de hoy estamos frente a un fuerte llamado de atención a los fariseos, y un poco frente al centro de las críticas que Jesús le hace a este grupo: la hipocresía de vivir apegados a normas y ritos externos, olvidando casi deliberadamente el espíritu que anima esas prácticas. He aquí la insensatez de los fariseos: vivir una piedad externa que aniquila la caridad y protege al vicio y a la corrupción.

¿Corremos nosotros los cristianos, el riesgo de ser como los fariseos? Personal y eclesialmente, ¿damos una imagen hacia afuera pero internamente vivimos otra cosa? ¿Nos damos cuenta que si ponemos el acento en cosas secundarias el resultado será olvidar las importantes, y hasta rechazarlas? ¿A qué normas y ritos nos aferramos para no querer comprometernos con la vida de los demás?

Con corazón salesiano


La sotana de Don Bosco era proverbial. Todos en Turín podían reconocer a este sacerdote bajito. Su sotana lejos estaba de ser impecable, la de un “funcionario religioso”, la de un sacerdote de buen vivir. La sotana de Juan Bosco era vieja, digna pero gastada. En más de una ocasión alguno del entorno del santo le sugería un cambio. Pero ya lo sabemos: el que hizo lo de afuera también hizo lo de adentro. En esa sotana sencilla y gastada, se manifestaba el signo de lo de adentro: una vida humilde entregada a la salvación de los jóvenes, sin descanso, sin guardarse nada para sí, sin apariencias. Don Bosco había dado todo de sí y por eso era puro.

A la Palabra, le digo


Señor Jesús, te pedimos vivir en la auténtica pureza. Ayudanos a que no la reduzcamos a actos externos y redundantes. Que sepamos amar sin poseer. Que sepamos ser limpios, con las manos sucias por el trabajo. Que sepamos ser puros en medio de los que luchan con sus límites cada día. Que alcancemos a ser transparentes ante la opacidad de una doble vida. Que aquello que vivimos externamente sea signo de lo que vivimos en la comunión con Vos. Amén.