Evangelio del Dia

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Miércoles 13 de Septiembre de 2023

La Palabra dice


Lc. 6, 20-26

Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban su nombre, considerándolo infame, a causa del Hijo del hombre! 

¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! 

Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!".»

La Palabra me dice


Las bienaventuranzas son reto y promesa. Reto, porque de ninguna manera son felices los que padecen hambre y miseria; lo serán, cuando por la actitud que tengamos para con ellos sientan que el Evangelio es una buena noticia. Promesa, porque si orientamos nuestra vida de acuerdo a ellas, seremos felices. 

Podemos ver en ellas cómo mira Dios, cuáles sus preferencias, dónde manifiesta más su amor y qué justicia aplica en favor de sus hijos que claman ante Él día y noche. 

En definitiva, las bienaventuranzas describen los rasgos de la humanidad nueva que anhelamos y que ya podemos ver realizada en personas y comunidades que se esfuerzan por ser misericordiosas. 

El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo son capaces de descubrir la riqueza del compartir, gozar la alegría de la entrega, experimentar la paz en medio del desconcierto...

Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros.

Con corazón salesiano


Don Bosco aprendió de su madre la dicha que trae el vivir despojado de las cosas, la gracia de la pobreza. Por eso recordará siempre las palabras de Mamá Margarita cuando decidió entrar al semanario: “Dios está antes de todo. De ti yo no quiero nada, no espero nada. Nací pobre, he vivido pobre y quiero morir pobre. Más aún, te lo quiero decir con claridad: si te hicieras sacerdote y por desgracia llegaras a ser rico, no pondría mis pies en tu casa. Recuérdalo bien”.

A la Palabra, le digo


La primera bienaventuranza y la primera lamentación están en presente, las demás en futuro. Los pobres ya poseen el Reino de Dios y los ricos ya tienen su consuelo. Pedimos al Señor que nos aumente la fe para creer que el reino de Dios ya está en medio nuestro.