Evangelio del Dia

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Miércoles 06 de Septiembre de 2023

La Palabra dice


Lc. 4, 38-44

Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. 

Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. De muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. 

Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.

La Palabra me dice


En la lectura de hoy recordamos el momento en el que Jesús cura a la suegra de Simón, inmediatamente después de ser sanada la mujer se pone a servir y quizás esto sirva de modelo para todo cristiano, ya que la experiencia de encuentro con Jesús nos transforma y moviliza, nos invita a salir de nosotros mismos para ponernos al servicio. 

Por otra parte, nos encontramos con un Jesús que sale a curar a los enfermos y, al ver sus obras, la gente lo quiere retener. Pero Dios es un Dios de todos, un Dios que no puede ser retenido por algunos. Dios quiere salir al encuentro de todos a anunciar la Buena Noticia y nos invita a ponernos en movimiento con Él y seguirlo. 

Con corazón salesiano


“El oratorio está en vos” le dice Don Bosco a Miguel Rua cuando lo manda a ponerse al frente del oratorio. Juan sabe que la Buena Noticia no puede ser retenida para algunos jóvenes, es necesario llegar a todos porque Dios así lo ha querido. 

Confía esta tarea al que fue uno de sus alumnos más queridos y de esta manera asegura la continuidad del anuncio a los jóvenes. 

Cuando muere Miguel, el 6 de abril de 1910 a la edad de 73 años, la Congregación había crecido: de 773 Salesianos a 4.000, de 57 casas a 345, de 6 provincias a 34 en 33 países. Cuando lo beatificó, el Papa Pablo VI dijo: “La Familia Salesiana le debe su origen a Don Bosco, al Padre Rua su continuidad… él convirtió el ejemplo del Santo en un colegio, su Regla en un espíritu, su santidad en un modelo. Transformó el arroyo en un río”. 

A la Palabra, le digo


Jesús te ofrezco mi vida para ser anuncio de la Buena Noticia para los demás. 
Te entrego mis manos para trabajar con amor, te entrego mis pies para seguir decididamente tu camino. Te entrego mis ojos para que pueda ver lo que tus hijos necesitan. Te entrego mi voz para que pueda decir tu palabra. Mi alma, Señor es tuya, que en ella crezca siempre tu amor, para que vivas siempre en ella. Amén.