Evangelio del Dia

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Jueves 31 de Agosto de 2023

La Palabra dice


Mt. 24, 42-51

«Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. 

¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: “Mi señor tardará”, y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.»

La Palabra me dice


Dos actitudes nos propone esta Palabra del Evangelio, la vigilancia y el servicio. Estén atentos, preparados, como el que cuida y defiendo algo importante.  Un corazón atento a la llegada del Señor. Un corazón que no se deja atrapar, enredar en banalidades o insensateces que hacen perder lo importante. En un clima de banalidades, frivolidades, que linda esta Palabra que nos llama a estar atentes, preparados. Donde tantas veces estamos más atentos al brillo de las pantallas, podemos perder la presencia de Jesús en los hermanos.

La segunda actitud que nos propone el texto es la conciencia de servidor fiel, honesto. Es decir no sentirnos dueños, o dilatar para después o para más adelante, la respuesta que Dios hoy espera de cada uno.  Tal vez sea oportuno preguntarnos ¿Cómo estoy administrando los dones de Dios recibidos? ¿Soy fiel y prudente, o la dispersión, la superficialidad me alejan de la misión que se me ha confiado? 

Con corazón salesiano


Se afirma de Ceferino, en sus responsabilidades como estudiante, era metódico y escrupuloso. Con el grupo de aspirantes, comenzó sus  estudios de latín que hacia paralelamente con los otros estudios. A pesar que le costaba estar al día, siempre respondió a los requerimientos de sus  maestros. Uno de sus compañeros declaró; cuando había que repasar las lecciones Ceferino se concentraba tanto que parecía que no estaba en clase.  Da este compañero que el estudio sobre todo el latín le costaba mcuho trabajo. Todos coinciden que era un alumno ejemplar por la tenacidad que tenía en superar dificultades y aprender también de los propios errores. Un día de mucho trabajo, alguien le dice, lo siento mucho haberte hecho trabajar tanto, y Ceferino contesto con estas palabras: “No importa el trabajar muchos, con tal que salvemos el alma”.

A la Palabra, le digo


Danos Señor un corazón luchador y fiel. Que tengamos siempre una actitud de atención a lo que nos pedís cada día. Que el ejemplo de Ceferino, de superarse por el bien de los suyos, nos ayude jugar nuestros talentos por el bien de todos. 

Modelo de vida, modelo de amor que tu ejemplo llene nuestro corazón y reconciliemos a nuestra nación venciendo prejuicios, venciendo el rencor.