Con corazón salesiano
En el envío a los salesianos misioneros Don Bosco les dice:
“Vayan, pues; deberán soportar todo género de fatigas, de dificultades, de peligros, pero no teman, Dios está con ustedes; Él les dará tanta gracia, que podrán decir con san Pablo: omnia possum in eo qui me confortat. Se van, pero no se van solos, los acompañamos todos; sus compañeros seguirán su ejemplo e irán con ustedes al campo de la gloria y de las tribulaciones. Y los que no puedan ir con ustedes, los acompañarán con el pensamiento y la oración, condividirán con ustedes los consuelos, las aflicciones, las flores y las espinas (...).
Conocemos los sufrimientos que tuvo que pasar Don Bosco por ser fiel al llamado de Dios que le pedía que se hiciera cargo de esos jóvenes pobres, abandonados y en peligro.
No son los peligros ni las fatigas lo que lo mueven o frenan para su entrega y misión, sino la plena certeza de que es el mismo Dios quien va haciendo las cosas. El motivo para escribir las memorias del oratorio es para “dar a conocer como Dios, Él mismo, fue guiando cada cosa en cada momento”. |