La Palabra me dice
Recibir... el amor, la cruz, el otro... la vida! Recibir las cosas, las personas, las situaciones como de quien vienen: de Dios.
Abrirnos, abrazar su Voluntad que se manifiesta en el momento presente. Es una propuesta sencilla y a la vez difícil.
Seguir a Jesús implica abrazar la vida que él nos va presentando así como viene, no como desearíamos en el ideal, sino así, tal como se presenta. Abrazar, es decir, aceptar, recibir, reconocer la presencia y lo que trae a nuestra vida.
Seguir a Jesús nos transforma la vida, el cotidiano, todo es un gran encuentro con él y su amor. ¿Por qué oponernos o resistirnos a que Él nos transforme? |