La Palabra me dice
En este Evangelio, Jesús se refiere a las tres prácticas más importantes de la piedad del pueblo hebreo, como son el ayuno, la limosna y la oración. Este texto nos resulta familiar ya que es el elegido por la liturgia para la celebración del miércoles de ceniza, como una motivación especial para vivir un camino de conversión durante el tiempo de la cuaresma. La conversión debe ser una acción vital y permanente en la vida del cristiano, no sólo una actitud temporal de la cuaresma, aunque ese tiempo litúrgico sea particularmente especial para ello.
La conversión a la luz de la Palabra que hoy Jesús nos invita a intentar, es recorrer y vivir las prácticas de piedad desde una actitud de profunda interioridad y en diálogo y comunión con Dios. Con la expresión preventiva tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, es también un llamado de atención para corrernos de las apariencias, de poner el centro en que los otros nos vean, de alguna manera podríamos decir que Jesús nos cuestiona que actuemos nuestra vida de discípulos, como tristemente muchas veces pasa.
Nos invita a ser auténticos como discípulos, a hacer lo que debemos hacer, sin publicitarnos, y obrando por convicción, y no por tener y conseguir reconocimiento de los demás. |