La Palabra me dice
El Evangelio de este día seguramente nos tensiona profundamente, ya que nos pide una exigencia que es muy difícil de asumir. Me animo a decir que nos duele más el desafío que Jesús nos propone, que la cachetada que podríamos recibir, y que no sólo no tendríamos que devolver, sino que encima se nos invita a poner la otra mejilla. ¿Qué hacer con nuestras ansias de justicia, en el mejor de los casos, o también con los sentimientos de venganza que muchas veces rondan por nuestro corazón y nuestra mente? Creo que este desafío al que Jesús nos convoca en este día sólo lo podemos comprender desde la lógica interna del amor y la misericordia. Estas dos actitudes profundamente cristianas como son el amor y la misericordia son necesarias para poder sostener y vivir espacios de fraternidad y comunidad, como así también dentro de las exigencias de las familias, dónde tantas veces hay necesidad de poner la otra mejilla para derribar un muro o construir un puente. Muchas veces hay necesidad de ofrecer un poco más de lo que el otro o la otra reclama, para que se pueda llegar a comprender o por lo menos intuir cuán grande es el amor que se ofrece y pone al servicio. Ciertamente duro y difícil pero necesario. Jesús con sus propuestas siempre nos corre un poco más lejos la línea del desafío. |