Evangelio del Dia

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Sábado 27 de Mayo de 2023

La Palabra dice


Jn 21, 19-25

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme». Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: «Señor, ¿y qué será de este?». 

Jesús le respondió: «Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme». Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: «Él no morirá», sino: «Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?». Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.

La Palabra me dice


En las Vísperas de la venida del Espíritu Santo invoquemos su presencia con insistencia, que venga y derrame su Amor sobre cada uno de nosotros, sobre nuestras comunidades, sobre la Iglesia, en toda la Humanidad. Te propongo hacer con esta canción de Pablo Martínez: “Dios de Pentecostés “https://www.youtube.com/watch?v=G3dabo6gFVw 

Estamos por concluir el tiempo pascual, tiempo especial de gracia y tiempo privilegiado por el que escuchamos el testimonio de aquellos que fueron los testigos oculares de la Resurrección. 
Jesús llama a Pedro a su seguimiento, y con él nos llama a nosotros. “Tu, sígueme “estas son las últimas palabras de Jesús al apóstol Pedro. También estas palabras están dirigidas a cada uno/a de nosotros. Hoy te dice y me dice, con tu nombre, con tu rostro, con tu apellido, con tu carácter, con tu historia, con tu temperamento, en la situación en la que te encuentres: “Tú sígueme”.
Todos somos discípulos del Señor. 

Nuestro seguimiento es consecuencia de haberlo conocido, de amarlo y de estar totalmente comprometidos con Él y con su Evangelio. Nadie puede andar ese camino por nosotros, ni nosotros marcar el paso de los otros. El seguimiento de Jesús es único e intransferible para cada persona. 

Necesitamos poner en diálogo nuestros sueños y lo que Dios ha soñado para nosotros y pedir la gracia y la fuerza para ser fieles a la llamada del Señor pues, sólo el discípulo/a que ha experimentado el amor de Jesús puede dar un testimonio verdadero y eficaz de ese mismo amor de Dios.

Que el Espíritu nos haga discípulos enamorados y misioneros del evangelio, porque amar a Jesús y ser amada/o por Jesús es “seguirlo”.

Con corazón salesiano


Si Don Bosco hoy siguiera soñando, creo que nos soñaría ligeros de equipaje para seguir al Señor hasta donde hubiera un joven: en las juntadas de las esquinas o en los márgenes de la ciudad, en la canchita del barrio o en  las noche ensordecedoras, en el patio o en la capilla,  en la parada del cole o en el aula, en la vereda del vecino o en medio del campo sembrado, en la montaña o en el llano, en el norte o en el sur. Nuestro seguimiento de Jesús se mide en el amor a los y las jóvenes. Don Bosco y Maín nos sueñan hoy allí con los y las jóvenes, entre y con ellos/as. Nos sueñan  saliendo al encuentro de los que más sufren, de los que están solos, de los que están más desprotegidos. El SUEÑO sigue vivo, despierto y latiendo fuertemente, porque para los salesianos y las salesianas  donde haya un joven o una joven, ese es nuestro lugar.

A la Palabra, le digo


“Mi equipaje será ligero, para poder avanzar rápido. Tendré que dejar tras de mí la carga inútil: las dudas que paralizan y no me dejan moverme. Los temores que me impiden saltar al vacío contigo. Las cosas que me encadenan y me aseguran. Tendré que dejar tras de mí el espejo de mí mismo, el “yo” como únicas gafas, mi palabra ruidosa. Y llevaré todo aquello que no pesa: Muchos nombres con su historia, mil rostros en el recuerdo, la vida en el horizonte, proyectos para el camino. Valor si tú me lo das, amor que cura y no exige. Tú como guía y maestro, y una oración que te haga presente: “A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío, no me dejes. Enséñame tu camino. Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas. Ilumina mi vida, porque espero en ti". (José M. R. Olaizola, SJ: Mi equipaje será ligero)



Ahora podés escuchar el Evangelio del Día en Spotify como "Lectio salesiana": https://spoti.fi/3gRYQSP