A la Palabra, le digo
Señor, dame la valentía de arriesgar la vida por ti, el gozo desbordante de gastarme en tu servicio a los y las jóvenes. Dame, Señor, alas para volar y pies para caminar al paso de ellos. Dame entrega, Señor; entrega para “dar la vida” desde la vida, la de cada día. Infúndenos, Señor, el deseo de darnos y entregarnos, de dejar la vida en el servicio a los más pobres, débiles y descartados. Señor, haznos constructores de tu vida, propagadores de tu reino, ayúdanos a poner la tienda en medio de los jóvenes, para llevarles el tesoro de tu amor que salva. Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde la cruz, desde la vida que brota cuando el grano muere en el surco.
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