Evangelio del Dia

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Miércoles 10 de Mayo de 2023

La Palabra dice


Jn. 15, 1-8

«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos».

La Palabra me dice


“Permanezcan en Mí”.

En estos ocho versículos del evangelio de san Juan son ocho las veces que aparece el verbo permanecer. 

El carácter de la expresión de Jesús es imperativo. Permanecer implica estar unido a Él. Y en la medida que estemos unidos a Él (que permanezcamos) daremos frutos. De lo contrario, no.

Frente a este imperativo de Jesús está plantada nuestra libertad. O decidimos unirnos a Él o no. No hay otras opciones. 

Las consecuencias: dar fruto abundante o secarnos y ser arrojados al fuego. 

Es algo muy importante lo que se juega aquí: La vida de cada uno de nosotros. Pienso que todos soñamos con florecer y dar frutos, que es lo mismo que decir que nuestra vida tenga sentido. Entonces sabemos cual es el camino. 

¿Decidimos, libremente, seguir a Jesús? ¿Queremos estar unidos a Él? ¿Me noto floreciendo o medio seco? ¿Y nuestras comunidades?

Que este tiempo pascual me y nos anime a resucitar y a seguir a Jesús con más decisión y compromiso.

Con corazón salesiano


Un día como hoy, 10 de mayo, pero de 1884, Don Bosco escribía una carta a sus muchachos del oratorio. Él estaba en Roma, sus muchachos en Valdocco. Las cosas en el oratorio no andaban del todo bien. Los salesianos se habían como alejado del espíritu de los inicios. Don Bosco les escribe para recordarles el secreto de la Congregación y buscar que “permanezcan” en eso que es lo fundamental de nuestro carisma: la confianza, el amor, el buscar ser amados, la familiaridad… elementos fundacionales de nuestro ser salesianos.

Son tiempos estos en los que sentimos muy fuerte este llamado de nuestro padre Don Bosco a “permanecer” unidos/as a esta fuente carismática que nos hace ser lo que somos y lo que nos hace ser lo que Dios quiere de nosotros: que seamos ser signos y portadores de su amor a los jóvenes, especialmente los más pobres.

A la Palabra, le digo


Señor Jesús, queremos permanecer en el amor, queremos permanecer en tu amor. Danos la gracia de ser fieles a la gracia que recibimos de Vos. Y danos un corazón que sepa ser fiel al espíritu del oratorio de Valdocco, que nos haga ser, en verdad, signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes. Amén



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