La Palabra me dice
El discurso de Jesús, Buen Pastor, a la vez que presenta este rasgo propio de su identidad, también es una catequesis y una crítica a ciertos modos de ejercer la autoridad en el Pueblo de Dios y en la sociedad en general. En otros evangelios leemos que Jesús se compadece de la situación de su pueblo, porque están “fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor” (Mc 6, 34); es decir, que no gozan de ningún tipo de cuidados ni valoración por parte de la clase dirigente.
Por eso aquí se presenta la comparación entre el Buen Pastor y el asalariado. A este último solo le interesan las ovejas porque puede sacar algún rédito de ellas, pero como no son de su pertenencia ni se encuentra identificadas con ellas, ante el primer peligro las dejará por salvar su propio pellejo. En cambio, el Buen Pastor se interesa por las ovejas porque ellas le pertenecen y él se identifica con ellas. Hay un mutuo conocimiento y hay una identificación en la suerte. Es por ello que el Buen Pastor no teme dar la vida por sus ovejas, porque sabe que en su entrega se genera la vida del rebaño. |