La Palabra me dice
“Y comenzó a enseñarles”: Este texto clave en Marcos, en el que se devela la identidad mesiánica hasta ahora no proclamada, y se comienza a delinear el mesianismo estilo “Servidor de Yahweh” de Jesús, me pone ante claves de mi fe: quién es Jesús para mí; a quién estoy siguiendo –y a qué Mesías “triunfante” no estoy siguiendo-; qué suerte pascual me espera si estoy con Él.
“Eres el Mesías”: El Mesías, el Ungido de Espíritu, muestra su Unción (su mesianidad) en el servicio sufriente. El Ungido es rechazado y carga sobre sí la muerte, para resucitar. Así es Mesías Jesús. Eso es estar lleno del Espíritu. Ser “cristiano”, o sea “del Cristo”, del Mesías, es eso. Salvo que cambie de mesianismo y busque una versión más liviana, popular o glamorosa del asunto.
“Pedro, llevándolo aparte…”: El proceso educativo de Jesús con Pedro es admirable. La capacidad de error de Pedro es estable. Sólo unidísimo a Jesús se hará martirialmente Piedra de su Iglesia. Qué importante recordarlo a la hora de pensarnos como Iglesia y de pensar la “jerarquía”; qué sano recordarnos “personas” falibles, necesitados de corrección, necesitados de caminos martiriales para que madure y sea fecundo el don pastoral recibido. |