Con corazón salesiano
La faceta profesional de Artémides, nuestro hermano santo, que comenzó con una promesa, se arraigó después en la confianza con la Providencia y se desarrolló una vez que obtuvo la curación de su enfermedad como un hábil enfermero. El recordado “creí, prometí, sané” nos muestra, en esta ocasión, la total dedicación que Artémides Zatti tuvo con sus hermanos enfermos, los más pobres y necesitados.
Lo realizó diariamente hasta el momento de su muerte en una institución organizada llamada Hospital San José de Viedma, fundada por los primeros salesianos que arribaron a la Patagonia y lo reafirmó en cada visita domiciliaria, urgente o no, que prodigó a los enfermos que lo necesitaban.
En su bicicleta, en su despacho de Administrador, en la sala de operaciones, en el patio durante el recreo con sus parientes pobres, en las salas del hospital que recorría cada día, siempre fue enfermero, enfermero santo y dedicado a curar y aliviar, llevando la mejor medicina de la presencia alegre y optimista de la empatía. |