La Palabra me dice
Los ciegos siguieron a Jesús gritando, pidiendo una cura a su ceguera. Sin embargo, Jesús no tomó la iniciativa de curarlos y aunque lo hace no toma el crédito si no que les dice: “Que suceda lo que ustedes han creído”. Es Jesús quien cura por la fe que tienen en él, aunque la razón diga que un carpintero no debería tener la capacidad de curarlos pero lo habrán escuchado de otros. Oyeron la buena noticia y creyeron, buscaron y encontraron, pidieron y se les escuchó, y por su fe fueron capaces de ver.
Pero en una cosa desobedecen a Jesús. Tal vez sin mala intención, tal vez sólo querían esparcir su nombre para que otros escucharan de él como ellos y pudieran tener la posibilidad de conseguir la cura que ellos pudieron alcanzar. Tal vez pensaron que hacían bien, pues le darían fama y prestigio a aquel que los curó, pagándole así el bien que les hizo, aún si esto significa desobedecerlo.
Pero todavía no era el tiempo, así que hicieron lo que muchos de nosotros hacemos sin mala intención: ponemos en boca de Dios nuestras propias intenciones y hacemos lo que queremos, ya sea por pura felicidad o ganas de que otros también lo conozcan. Sin embargo, no nos paramos a escuchar para saber verdaderamente que nos pide, cuál es el deber que tiene preparado para nosotros. |