Evangelio del Dia

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Jueves 24 de Noviembre de 2022

La Palabra dice


Lc. 21, 20-28

Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.

La Palabra me dice


En los versículos finales de esta lectura podemos encontrar la razón por excelencia para poder sobrepasar las tribulaciones: nuestra esperanza es Jesucristo. Los cielos pasarán, las ciudades con sus bases sólidas también, pero sin embargo Él no, porque es nuestra roca que siempre prevalece. Hoy Jesús me invita a que pueda seguir cimentando esta certeza. Alimentar la relación de amistad con Él, para que así pueda seguir construyendo sobre bases sólidas.

Con corazón salesiano


Juan Bosco tuvo que soportar muchos momentos de incertidumbre en su vida. Podemos pensar en todo el periodo ambulante del oratorio hasta el establecimiento en Valdocco. Quizás nos podría ayudar imaginarnos, como lo muestra su película, las muchas horas de preocupación y de oración que pasó. Pese a esto siempre confió, porque tenía la certeza de que en el fondo era un instrumento de Dios.

A la Palabra, le digo


Señor, dame la gracia de cimentar mi esperanza en vos. No permitas que el desaliento doblegue mi fe.


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